Cómo recuperar el deseo sexual en la pareja
El deseo sexual en la pareja requiere cuidados, dedicación, tiempo y espacio que a menudo no le damos.
La sexualidad es un área de nuestra vida tan importante como cuidar el cuerpo yendo al gimnasio, leer un buen libro o tomar una caña con nuestros amigos. Es además algo primario en el ser humano (todos nacemos con sexualidad), y aunque nadie vaya a morirse por no cuidarla, para la gran parte de la población resulta agradable y por qué no decirlo, una forma de unión y mantenimiento del vínculo con las parejas.
Si la sexualidad es tan importante ¿por qué no la cultivamos como el resto de nuestras facetas? Todos tenemos en la mente qué horas o días podemos ir a hacer deporte, a comprar al supermercado o a ver a nuestra familia y amigos. ¿Pero cuántos de nosotros tenemos en la cabeza unos días u horas específicos para nuestras relaciones sexuales?
El deseo sexual es aquella “energía” que nos hace desear mantener relaciones sexuales, ya sea con otra persona o con nosotros mismos. Está estrechamente unido a la sexualidad, aunque ésta no sea sinónimo de sexo.
La falta de deseo es una de las cuestiones más frecuentes a las que se enfrentan las parejas que llevan tiempo juntas, y aún es más habitual y referida por parte de las mujeres.Entre un 40% y un 50% de ellas sienten esta falta de deseo sexualen algún momento de sus vidas. No obstante, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 80% de las mujeres de hasta 65 años realizan prácticas sexuales habitualmente.
QUE HAY TRAS TU INAPETENCIA SEXUAL
Podemos enfocar el problema desde una perspectiva terapéutica intentando averiguar cuáles son las causas de esta falta de deseo sexual y acudir a un sexólogo o sexóloga clínica –solo o en pareja– que nos ayudará a encontrar una solución. La sexualidad no está separada del resto de nuestra vida y de los acontecimientos que ha vivido o está viviendo la pareja.
Hacerte algunas preguntas te puede ayudar también: ¿Desde cuándo se da esta falta de deseo? ¿Lo puedes relacionar con algún acontecimiento que haya sucedido con tu pareja: nacimiento de un hijo, búsqueda de un embarazo, una infidelidad, un cambio de rol, una discusión fuerte, la muerte de un familiar, la pérdida del empleo, un duelo en general, un cambio económico o una situación laboral…? ¿Qué causas profundas crees que pueden estar vinculadas a esta falta de deseo sexual?
Las causas de la inapetencia sexual pueden ser múltiples:
Hay que tener en cuenta que la sexualidad es a menudo un espejo y está directamente relacionada con el momento vital de la pareja. Las frustraciones, el estrés, un embarazo, el parto, la crianza de los hijos, la menopausia, las crisis de la edad, etc., determinan también la subida o bajada de deseo sexual, tanto en el caso de los hombres como de las mujeres, y es algo que deberíamos tener en cuenta cuando miramos nuestra sexualidad para acercarnos a ella con mimo, paciencia y sin presiones.
Las causas de la falta de deseo también pueden estar relacionadas con la toma de ciertos fármacos (anovulatorios, antidepresivos…), la dieta, enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la fatiga crónica, el cáncer… Estos factores físicos de primer orden sería lo primero que habría que descartar consultando con un especialista.
- Causas sociales, culturales y educacionales
Siendo la falta de deseo tan habitual entre las mujeres cabe preguntarse hasta qué punto va más allá de un problema individual y está relacionado con la cultura y la educación recibidas. Durante años no ha estado bien visto que la mujer mostrara deseo sexual y si lo hacía era tachada de ninfómana o puta fácilmente, algo que en cambio era un signo positivo en el caso de un hombre. No se hablaba tampoco de la masturbación femenina hasta que llegó el Satisfayer.
A pesar de la liberación de las costumbres y de vivir en una sociedad hipersexualizada donde el acceso al porno está abierto a casi todo el mundo, el sexo continúa siendo tabú. No hay una buena educación sexual ni tampoco se habla de la sexualidad en las familias. Esto dificulta la conexión con el deseo sexual, sobre todo cuando la pornografía y las películas en general dan una visión del sexo idealizada que genera unas exigencias que apagan la libido.
¿POR QUÉ QUIERES RECUPERAR TU DESEO SEXUAL?
La siguiente pregunta a plantearse es: ¿Realmente queremos recuperar el deseo o lo hacemos simplemente porque se supone que “debemos” sentir deseo dentro de la pareja? ¿Lo hacemos por nosotros o por nosotras o bien por “exigencias” de la pareja? La importancia que tiene la sexualidad es distinta para cada persona y no todo el mundo debe ser alguien hipersexual.
Y ahora que conocemos algunas de las causas ¿qué podemos hacer para recuperar el deseo perdido?
- Saber qué ocurre realmente: mi primer consejo es acudir a un profesional psicólogo y sexólogo clínico, recuerda que no vale cualquiera, pide sus acreditaciones. Las técnicas pueden ayudarte a aumentar el deseo pero si las causas son desconocidas muchas veces estaremos poniendo parches. No tengas vergüenza, los profesionales estamos acostumbrados a este tema y para nosotros es lo más natural, por lo que te ofreceremos un ambiente de calma y confidencialidad que te ayudará a eliminar tus fantasmas “sexuales”.
- Reaprender a disfrutar: si no te das un lujo o un placer a lo largo de tu día… ¿Cómo vas a desear el sexo? Empieza a recuperar los pequeños placeres: un café, una ducha templada, un masaje, un rato para ti… Cualquier cosa que te haga disfrutar para volver a reconectarte con tu cuerpo.
- Pon tu mente en clave erótica: si ahora mismo te digo: “piensa en un apetitoso trozo de chocolate, como se derrite en tu boca, lo sabroso que está…” seguramente ha venido a tu mente la imagen de una onza de chocolate, quizás tu boca comience a salivar, y puede que si te gusta te levantes y cojas un trozo para comer. Pues esto mismo pasa con el sexo. Difícilmente podemos desear algo en lo que no pensamos. Piensa en sexo, no te cortes.
- Planear el encuentro: como he dicho en las causas, si no hay tiempo difícilmente habrá sexo ni deseo. Parece una tontería e incluso puede dar vergüenza, pero el sexo hay que cultivarlo igual que todo lo demás. Si no planeas un horario para ir al gimnasio difícilmente tendrás abdominales, ni siquiera tiempo para acudir. Lo mismo para el sexo: planea qué días y horas tienes libres, haz el esfuerzo de dejar huecos en tu semana para tu sexualidad, no esperes a estar cansado después de toda la jornada laboral. Y por supuesto escoge un buen sitio y pon el ambiente en clima sexual.
-
Libros, películas y hablar: existen muchas películas y literatura erótica que están lejos de ser pornográficas. Este tipo de recursos es muy útil cuando hemos perdido el deseo. Puedes leerlas o verlas solo/a, pero es mucho mejor hacerlo junto a tu chico/a. Ayuda a recuperar las ganas y unir más a la pareja. Hablad también de sexo, de lo que más os gustó o de las ganas que tenéis de repetir o hacer esto y aquello.
En nuestros tratamientos, destacará la flexibilidad en su manejo, siempre en respuesta a todas tus demandas.
Nuestra capacidad de adaptación a los pacientes como tú, es lo que nos está permitiendo ser los números uno en tratamientos de este tipo.
Si tú, que estás pasando por un momento de ansiedad, quieres aprender a manejarla, no dejes de recurrir a nuestro servicio de Terapia online, que derriba todo tipo de barreras, para que tú, nos dejes ayudarte. De este modo estarás un paso más cerca de tus objetivos.
Terapia online avanzada y adaptada a tus necesidades.
Los pacientes que residen en el extranjero pueden encontrarse bajo circunstancias que en muchas ocasiones agravan sus síntomas o su malestar: disponen de menos arraigo y vida familiar o social, pueden sentirse más solos, tienen que adaptarse a horarios, costumbres y culturas muy diferentes, etc., lo cual puede ser factor de riesgo para problemas psicológicos. De hecho, algunos pacientes presentan un trastorno adaptativo al tener que residir en el extranjero.
Por lo tanto, si eres español en el extranjero, y necesitas asesoramiento psicológico, no dudes en contactarnos.
Expertos en Psicología Online. La Terapia Online más accesible.
La gran profesionalidad de nuestros
expertos en psicología online nos permite ofrecerte las mismas garantías de seguridad y confidencialidad que en las sesiones presenciales.
Todos nuestros psicólogos están capacitados para derribar la distancia que supone una pantalla y te ayudan a que sientas la confianza necesaria para superar todos tus obstáculos.
Solicitud y reserva de cita
Es sabido que en la actualidad, cada vez más, el sexo deja de ser un tabú para empezar a ser un tema de conversación cotidiano. Se habla de posturas, apetencias, experiencias, satisfacciones e incluso (para)filias.
¿realmente sabemos diferenciar una filia de una parafilia?
La mayoría dirá algunos términos ambiguos, más o menos acertados. La realidad es que nos cuesta diferenciarlos, ya que la línea divisoria es muy fina y poco conocida.
Las filias no son más que atracciones hacia determinadas realidades o situaciones.
Por simplificarlo, el antónimo de “fobia”. Las filias no se asocian únicamente a sexualidad o genitalidad, sino que pueden referirse al “gusto por” de cualquier ámbito de nuestra vida. Es algo que nos gusta o nos llama la atención. Por ejemplo, la “agorafilia” es la atracción a los espacios abiertos, todo lo contrario a la agorafobia, término mucho más conocido. Sin embargo, puede ser que a la persona no sólo le atraiga, sino que también sienta excitación por la actividad sexual en lugares públicos. Aunque el término sea el mismo, con independencia de si hay excitación o no, las realidades son muy distintas.
Las parafilias son patrones de comportamientos sexuales en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad, objeto o situación poco habitual.
La característica principal reside en la presencia de repetidas e intensas fantasías, impulsos y comportamientos sexuales en torno a dichas situaciones.
Además, otro aspecto importante que lo diferencia de las filias es que en las parafilias se causa daño al propio individuo o a otros, violando los derechos de las personas, provocando malestar.
Cualquier filia puede terminar siendo una parafilia si se causa daños con el objetivo de generar placer que solamente se satisface de esa manera.
Por ejemplo, el día de Todos los Santos existe una conducta necrófila en muchas culturas religiosas: se honra a los fallecidos, se hacen rituales tradicionales en torno a la muerte, etc. Es decir, hay un “gusto por” lo relacionado con la muerte. Esto se referiría a la filia, nada que ver con la parafilia, relacionada con el comportamiento sexual en torno a los muertos.
Las filias más comunes y conocidas relacionadas con la sexualidad son:
Fetichismo: es la expresión de la sexualidad en la que el gusto reside en poseer y obtener objetos de determinada persona.
Voyerismo: la atracción está en ver los cuerpos, relaciones sexuales y/o amorosas o ambos de otras personas (pornografía, artes, etc.).
Polirelación: las personas tienen preferencia por relacionarse con varios individuos simultáneamente.
Sadismo: el placer se obtiene al infligir dolor físico, someter, vejar a otras personas o hacer que otros dependan de ellos.
Masoquismo: el placer se encuentra en la sumisión y en que se inflija dolor a uno mismo.
Algunas de estas filias parecen encajar mejor en los términos de parafilia, si no se tiene en cuenta que las personas implicadas pueden desear tener dichos comportamientos y dar su consentimiento libremente.
En mayor o menos medida, todas las personas presentamos algún tipo de filia tanto a nivel sexual como a otros niveles. Lo importante es aprender a conocernos, saber identificar cuáles son nuestros gustos y manejarlos de forma coherente. El problema aparece cuando la expresión de dichas filias genera un malestar significativo, caso en el que se debería acudir a un psicólogo especialista en sexología clínica para redirigir estas emociones.
El objetivo principal sería la búsqueda de alternativas para disfrutar de una sexualidad sana, responsable y libre que permita explorar nuevas experiencias.
En nuestros tratamientos, destacará la flexibilidad en su manejo, siempre en respuesta a todas tus demandas.
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PROBLEMAS SEXUALES EN LA PAREJA. CÓMO SUPERARLOS
La sexualidad es un área importante del ser humano, ésta cambia y crece a lo largo de nuestra vida e incluye comportamientos sexuales, las relaciones sexuales y la intimidad.
Dentro de la pareja es un área a destacar y a la que prestar atención. Es la parte más íntima que en muchos casos sólo compartimos con la persona elegida. Y como todos sabemos, a veces no es tan fácil que funcione, hay que cuidarla.
Como ya hemos comentado en algún artículo, el psicólogo estadounidense Robert Sternberg desarrolló una teoría sobre el amor y la relación de pareja, “teoría del triángulo del amor” donde incluía tres áreas fundamentales para describir una relación de pareja suficientemente buena:
- Pasión: deseo sexual o romántico de gran intensidad, acompañado por una fuerte tendencia a buscar la unión física y/o emocional con el otro.
- Intimidad: conocimiento del otro y confianza en lo que es, lo que hace y lo que siente y preocupación por su bienestar. Necesidad de acercamiento y de compartir lo que sentimos y pensamos, de compartir nuestro espacio interior.
- Compromiso: voluntad de mantener el vínculo y sentimiento de responsabilidad al respecto. Interés en superar las adversidades, más allá de las circunstancias temporales. Además, cada pareja elige qué tipo de compromiso establece y qué tipo de reglas… Exclusividad, pareja abierta, convivencia conjunta, separada…
En este artículo queremos centrarnos en la pasión, en la
sexualidad como el área que más rápidamente se suele desarrollar y, al mismo tiempo, más rápidamente se suele desvanecer. La intimidad se desarrolla más lentamente, y el compromiso más gradualmente todavía.
¿Por qué la sexualidad en muchos momentos decae en la pareja?
Hay infinidad de motivos por los que la sexualidad se puede ver afectada en la relación de pareja y no siempre tiene que ver con la vida sexual en sí.
Nosotros, como psicólogos sexólogos, vemos al ser humano como un todo y no aislamos la sexualidad del resto de áreas vitales de la persona y de la relación de pareja.
Diversos estudios revelan que el enfado, el resentimiento, las enfermedades, el aumento de peso o el estrés son las principales causas por las que no se tiene una sexualidad satisfactoria.
Desde nuestra experiencia profesional muchos de los motivos por los que el sexo no funciona tienen que ver con un deterioro en la relación de pareja debido a diversos acontecimientos, tanto laborales, como personales, el nacimiento de un hijo, un “fracaso” sexual ocasional que puede provocar ansiedad a posteriori, etc…
Cuando es imposible no comunicarse.
Las diferencias en la relación pareja, una mala comunicación llena de juicios, exigencias, críticas, la no aceptación del otro… son la causa mayor que tanto hace que nos cerremos y desarrollemos inhibiciones de cara a la sexualidad. Cuando existen tantas diferencias no resueltas en la relación de pareja, dentro de la sexualidad el primer afectado es el deseo sexual.
La relación de pareja es un fuerte que tienen que construir y cuidar ambos miembros de la pareja y si la responsabilidad no está compartida y negociada, el resto de áreas pueden comenzar a tambalearse. Los momentos de crisis en la pareja son vitales, forman parte de la relación de pareja al igual que las crisis vitales individuales forman parte de la vida, por ello hay que saber aprovecharlas para crecer y desarrollarnos.
En muchas ocasiones, nos encontramos sumergidos en nuestro mundo interno, acudiendo a terapia sin hablar con nuestra pareja sobre lo que estamos sintiendo en la relación, pensando que tenemos algún problema individual con respecto a nuestra propia sexualidad, exigiéndonos cumplir con lo que se supone que tenemos que cumplir sin darnos cuenta que lo que nos sucede puede ir más allá, puede estar relacionado con algún momento vital importante nuestro o de la relación de pareja.
Nuestro cuerpo, desde la inhibición sexual, nos avisa de que algo no está funcionando bien, algo está sucediendo y, por tanto, tenemos que atenderlo.
¿Qué hacer para cuidar/recuperar la sexualidad dentro de la pareja?
Como vemos, en muchas ocasiones “el síntoma” no es más que una alarma para revisar el resto del funcionamiento de la relación de pareja y de nuestro mundo individual.
La sexualidad no es gimnasia y por ello tenemos que conocer nuestro cuerpo, lo que nos gusta y lo que no. Y por consiguiente y hablando de sexo con nuestra pareja conocer qué le gusta a la otra persona.
“El sexo se aprende haciéndolo y no estudiándolo”
En la sexualidad en pareja existe una doble reciprocidad o placer, es decir, el placer que siento yo por dar placer a la persona que me gusta y el placer que siento al darme placer a mí la persona que me gusta, habiéndonos elegido mutuamente. Es un compartir, un dar y recibir.
Y el sexo no siempre tiene que ser igual, esto hará de él un juego con mucha más motivación.
Cuando vemos que aún así esta área sigue mermada, es hora de plantearnos qué problemas estamos teniendo en nuestra relación de pareja. Si no nos estamos sintiendo cuidados, atendidos, reconocidos se producirá una brecha, un distanciamiento entre tú y tu relación de pareja y por mucho que atendamos el tema de la sexualidad de manera independiente si no resolvemos el verdadero problema, la sexualidad se va a seguir viendo afectada.
En muchas ocasiones, aunque nos lo propongamos, es difícil llegar a un punto común y de entendimiento en pareja (por mucho amor que nos profesemos), por ello un buen recurso puede ser acudir a terapia de pareja que incluya terapia sexual en este caso.
Como vemos, es muy difícil separar la sexualidad/pasión de la intimidad y del compromiso.
En este artículo te hemos damos unas pinceladas de lo que consideramos que pueden ser los causantes de que no tengamos una sexualidad placentera en nuestra relación de pareja, pero no olvidemos que la sexualidad es algo muy subjetivo de cada persona y de cada relación de pareja y por ello no es medible bajo ningún criterio concreto, sólo a través de la propia satisfacción de cada uno y de cada pareja.
Gestión adecuada del confinamiento por Coronavirus Covid19.
Debido a la actual alerta sanitaria generada por el COVID-19, se están generando situaciones de malestar, miedo y gran preocupación entre la población. Aunque éstas emociones son básicas y adaptativas, ya que nos ayudan a mantenernos alertas y luchar por nuestra supervivencia, desde la Clínica de psicología y sexología Pérez-Vieco queremos ayudaros a gestionarlas adecuadamente. Queremos ofrecerte una serie de recomendaciones y explicaciones útiles y detalladas sobre esta situación, con el objetivo de contribuir a que puedas retomar el control sobre tu vida y manejarte de forma eficaz ante esta crisis.
Comprende la situación.
La situación a la que nos enfrentamos es tan insólita que puede ser difícil de comprender e integrar en un principio. Hay que entender que la cuarentena no consiste en un castigo, sino en una medida cautelar temporal, aceptando que salir lo menos posible de casa es la mejor opción. Actualmente aún no tenemos un conocimiento exacto del pronóstico de la situación derivada por el COVID-19, pero extremar las precauciones para evitar su propagación es la única medida segura actual que podemos realizar para ayudar a combatirlo.
Comprender la realidad no implica tener que alarmarse por ella, sino asegurarse que se tiene toda la información necesaria y saber cómo actuar ante cada situación.
Debemos intentar asumir la realidad, entendiendo que esta medida es provisional y que exponernos ante una situación desconocida sobre la cual no tenemos control alguno, genera en nosotros unas emociones intensas y contradictorias, ya que nos encontramos en una pausa impuesta donde no sabemos muy bien cómo responder.
Sentir todas estas emociones (tristeza, la rabia, la incertidumbre, el miedo, etc.) es normal y adaptativo, pero hay que intentar mantener la mayor calma posible. Está bien sentir estas emociones y desahogarte, pero no debemos quedarnos anclados a este malestar. La flexibilidad y la aceptación nos ayudarán a que poco a poco nos adaptemos y sobrellevemos la situación cada uno de la mejor manera con sus propios recursos.
Actúa con responsabilidad.
Es muy importante que entendamos la importancia real que tiene el confinamiento en nuestros hogares. A nivel individual, es la forma más eficaz que tenemos de evitar la propagación de este virus, además de prevenir infectarnos, ayudamos de forma indirecta a no saturar el sistema de salud, dejando así los recursos para quién más lo necesite.
Comprender que permanecer en casa y cumplir con las recomendaciones siempre que sea posible es imprescindible, ya que es nuestra principal responsabilidad.
Planifícate.
Pasados unos días, cuándo ya nos hayamos dado tiempo y espacio para comprender esta nueva realidad puntual, es cuando podemos empezar a organizar nuestro hogar. Con la cuarentena, la vida y la convivencia se modifican de manera sustancial. Para quienes viven con otras personas (y más aún con menores) es importante consensuar ciertas normas, horarios y planes, además de comprender las necesidades específicas de los demás y respetar espacios y tiempos particulares.
Piensa en cómo vas a planificar los días, las actividades con las que llenarás las horas y como organizarse conjuntamente con la gente que te rodea. Algunas posibles ideas para ello es ayudarse de un planificador, cronograma o gráfico al alcance de todos, donde se diferencien los espacios (ocio, trabajo, descanso…) y los tiempos para cada actividad; debatir ideas y planes de cosas para hacer en casa, buscar en Internet formas o juegos para entretenerse, etc.
Establecer una rutina diaria, alternando las tareas y los horarios cotidianos que seguíamos antes: trabajo, alimentación, responsabilidad, ejercicio, ocio, social, autocuidado, doméstico, sueño, etc. No olvidemos que seguir los hábitos y rutinas nos ayudarán a gestionar y sobrellevar mejor el tiempo que estemos en casa. Esta planificación será positiva para tu higiene mental y ayudará a crear un ambiente lo más normalizado posible.
Información oficial y en su justa medida.
Estar informado es importante, saber cómo están transcurriendo los acontecimientos, actualizarnos diariamente de las nuevas medidas cautelares y de aquello que nos pueda ser útil para entender y actuar es fundamental. Ten cuidado con las noticias e informaciones que corren por las redes sociales y que no estén contrastadas, ya que pueden no ser ciertas o estar distorsionadas, y a su vez evita ser tú quien las propague.
Infórmate de forma adecuada recurriendo a fuentes oficiales como el Ministerio de Sanidad y la Consellería de Salud, a través de las noticias en televisión o en Internet dos o tres veces al día. No hay ninguna necesidad de que estés continuamente buscando noticias, ya que eso solo te generará estrés, nerviosismo, malestar, alarma y miedo.
Informarte es imprescindible como ya hemos dicho, por lo que busca la información de calidad y oficial, evitando la sobreinformación. Además no olvidemos informar a los más pequeños y pequeñas de modo claro y sencillo y con mensajes constructivos, porque también tienen derecho a entender que es lo que está ocurriendo y como pueden colaborar. Ayúdales a sentirse seguros/as y protegidos/as, pero también útiles.
Mantén y adapta las relaciones sociales.
Tanto para las personas acostumbradas a tener mucha interacción como las que no, el contacto con otras personas es fundamental para nuestro bienestar mental y emocional. Dado que el contacto físico ahora es más limitado, podemos aprovechar las nuevas tecnologías para mantenerlo con los amigos y familiares (llamadas, videollamadas, redes sociales…).
La cuarentena es buen momento para fortalecer o recuperar relaciones familiares o de pareja, así rescatar viejas costumbres/hobbies o crear otras nuevas, intentando propiciar un buen ambiente en casa. Recuerda que estar confinado no significa estar aislado.
El simple hecho de comunicarnos y mostrar afecto en la forma que sea con nuestros seres queridos tiene un gran impacto en nuestro sistema, ya que nuestro cerebro empieza a producir endorfinas, que funcionan de forma similar a los opiáceos (morfina, opio, etc.) pero sin sus efectos perjudiciales, actuando como un potente analgésico, que además estimula nuestros centros del placer, ayudando a crear situaciones satisfactorias que contribuyen a sentirnos mejor. Si tenemos la oportunidad de coincidir físicamente con nuestra familia o amigos debemos saber que (siempre que sea posible) los besos, los abrazos, las caricias y las relaciones sexuales favorecen la liberación de estas sustancias.
La evidencia científica corrobora que nuestros vínculos con los demás pueden tener efectos beneficiosos en nuestra salud, propiciando indirectamente el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico, relacionándose con una vida más larga. Por el contrario, el aislamiento, la soledad y la escasa interacción social se relacionan con mayores problemas de salud, estrés, ansiedad, depresión y menos beneficios biológicos.
Ejercicio físico, una pieza clave.
Además de la mejor forma de combatir el sedentarismo ocasionado por este período de aislamiento, la actividad física es un factor importante para el bienestar psicológico.
El deporte promueve beneficios físicos como la prevención de patologías, la activación del sistema inmunológico y la liberación de ciertos neurotransmisores que nos generan sensación de relajación y bienestar. Al movernos obtenemos además beneficios psíquicos (aumento de nuestra autoestima, autoconfianza, memoria, concentración, buen funcionamiento cerebral, regulación emocional, etc.) así como la prevención de estados depresivos, ansiosos y trastornos del sueño.
Por deporte entendemos cualquier tipo de actividad física adaptada a las condiciones individuales de cada persona, desde estiramientos básicos, yoga, pilates, ejercicios aeróbicos, hasta clases y tutoriales de gimnasia. En la red podremos encontrar una gran y variada oferta de actividades que podemos realizar en casa. Dedicando un tiempo para ejercitarnos nos sentiremos más satisfechos con nosotros mismos y nuestro humor mejorará.
Exteriorizar y gestionar sentimientos.
El confinamiento en casa y la convivencia prolongada con los demás es un espacio facilitador de roces, riñas, malas palabras y emociones negativas, que pueden llegar a generar un ambiente dañino. Es el momento para no sólo prestar atención a uno mismo, sino a los demás. Los propios sentimientos y pensamientos son importantes, pero también lo son el modo en que se expresan. Para aportar nuestro granito de arena en tener una convivencia pacífica y agradable, es importante propiciar una buena comunicación, para ello, podemos tener en cuenta las siguientes indicaciones:
- Evitar conversaciones conflictivas que generen discusiones.
- No focalizar nuestra atención en los aspectos negativos y catastróficos de la situación.
- Evitar los reproches. Para ello es importante responsabilizarnos de aquello que nos corresponde e intentar comunicar de forma asertiva y constructiva nuestras quejas.
- Expresa de la mejor forma aquello que te molesta, preocupa o disgusta. Deja que las personas de tu alrededor te escuchen y te ayuden.
- Intenta no anteponer siempre tus necesidades. Este período puede servirnos para practicar la empatía y la solidaridad poniéndonos en la piel de las personas que nos rodean. Cuánto más nos preocupemos por los demás, más se preocuparán por nosotros.
- Cede el control y practica la flexibilidad. El confinamiento pone a prueba nuestra tolerancia a la frustración, por lo que es un buen momento para dejarnos llevar y no priorizar siempre nuestros deseos, adaptándonos así a las circunstancias que son incontrolables.
- Céntrate en pensamientos constructivos y positivos, recordando los momentos donde fuiste capaz de afrontar situaciones difíciles y qué estrategias utilizaste para superarlas. No centres todas tus conversaciones en el Covid-19, trata de hablar de otros temas.
- Utiliza el humor, ya que es gran aliado estos días. Con el humor somos capaces de tomar cierta distancia de la realidad, darle otra forma, nos ayuda a sentirnos más relajados y los problemas pierden un poco de densidad y peso. No te sientas mal por ello aunque la situación que vivimos no sea positiva, está bien ser capaces de encontrar en ella pequeños atisbos de alegría, que es la enemiga del miedo. Ten en cuenta que cuando sonríes “engañas” a tu cerebro diciéndole que todo va bien.
Se compasivo contigo mismo.
Es posible que el aislamiento (el no poder ir a trabajar, el sentir que no tienes nada que hacer, etc.) te produzca sentimientos de culpabilidad. Es importante tener en cuenta que pocas veces se te dará otra ocasión como esta en la vida, por lo que aprender a relajarnos, a disfrutar del tiempo, a dejar pasar las horas, respirar y meditar es también una asignatura pendiente. Obsesionarte por todo lo que deberías estar haciendo y no haces no te conduce a ninguna solución, sólo al malestar. Acepta que no todos los días serán igual de productivos y que no hay porqué ser siempre un individuo eficaz y eficiente. Practica la autocompasión, se indulgente contigo mismo, trátate como tratarías a tu mejor amigo si no estuviese pasando por su mejor momento.
Cuídate.
Cuídate de muchas formas. Dentro de las posibilidades que tengas en tu hogar, busca qué cosas o de qué forma puedes darte pequeños caprichos o premios. Puede ser algo tan simple como dedicarte 1 hora al día a ti misma/o en soledad o en compañía, darte un baño relajante, asearte, peinarte, dibujar, cantar, bailar, ver una película o serie que te encante, prepararte y disfrutar a gusto de tu comida favorita, cualquier cosa que te dé placer. Mímate mucho a ti y a los tuyos, porque lo que devenga no lo podemos saber, pero mientras hay que tener en cuenta que seguimos existiendo, y tanto ahora como cuando esto termine, debemos trabajar por ser la mejor de nuestras versiones.
Solicita ayuda si la necesitas
Ponte en contacto con amigos, familiares o profesionales de la salud mental en cualquier momento que consideres. Existen multitud de opciones, busca asesoramiento en profesionales y/o servicios públicos o privados, pero siempre siéntete libre de pedir ayuda cuando la necesites.
Noa Toledo Pardo
Psicóloga General Sanitaria.
Sexóloga Clínica y Terapeuta de pareja (CV14961).
Coronavirus, Psicología, Ciencia y Salud Pública.
Investigadores de todo el mundo buscan vacunas y tratamientos que frenen la propagación del SARS-CoV-19.
La investigación para hallar una vacuna o tratamiento contra el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, se apoya en gran medida en el conocimiento que se tiene de otros virus de la misma familia, como SARS-CoV y MERS-Cov, que han sido responsables de epidemias anteriores.
En una carrera frenética, se están estudiando cuáles de las moléculas o mecanismos de infección del SARS-CoV-2 pueden constituir dianas terapéuticas de interés. Entre ellas destaca la proteína S, que le permite al virus acoplarse y fijarse a la superficie de las células que ataca.
Puesto que es probable que en el futuro surjan periódicamente nuevos coronavirus, debería invertirse en el desarrollo de vacunas que puedan reconocer todos los virus de esta familia e inmunizarnos frente a brotes venideros.
Coronavirus y sus comienzos en China.
El pasado mes de enero, el Centro Nacional de Microbiología confirmaba el primer caso en España de infección por SARS-CoV-2, popularmente conocido como coronavirus de Wuhan. Desde su primera detección en China a finales de diciembre de 2019, el virus se ha propagado a distintos lugares del mundo más allá del continente asiático, entre otros países, Australia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Emiratos Árabes, Francia, Finlandia, Alemania, Italia y España. El ascenso acelerado del número de contagios ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a declarar el brote como una emergencia sanitaria internacional y, desde el 11 de marzo, como una pandemia. Esta situación extraordinaria recuerda brotes previos, como el de la gripe H1N1, el ébola o el zika, para los que también se declaró alerta mundial.
Sin embargo, la comunidad sanitaria pide a la ciudadanía que el estado de emergencia se interprete con moderación; pese al elevado número de contagios (al cierre de la presente edición, se han detectado más de 220.000 infectados en todo el mundo y más de 17.000 en España),los datos apuntan a una baja letalidad del virus (alrededor del 3 por ciento), que afecta en especial a personas vulnerables con el sistema inmunitario deprimido.
La medida de alerta pretende promover una coordinación sanitaria global que dé apoyo sobre todo a los países menos desarrollados y hace un llamamiento a los científicos para que busquen posibles tratamientos y vacunas. Numerosos centros de investigación de todo el mundo están trabajando en distintas estrategias terapéuticas. Se prevé que algunas podrán empezar a ensayarse en humanos en los próximos meses. En España, los grupos del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del IRTA, en Barcelona, y el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC, en Madrid, se han sumado a la lucha contra el SARS-CoV-2.
Pero ¿cuál es el conocimiento que se tiene hoy del virus? ¿Qué estrategias se están abordando para hallar vacunas y tratamientos contra la infección? ¿En qué estado de desarrollo se encuentran?
El nuevo Coronavirus
El SARS-CoV-2 pertenece a una amplia familia de virus descritos por primera vez en los años sesenta del siglo pasado y que son responsables de varias afecciones respiratorias humanas, (el resfriado común, la bronquitis y la neumonía) y de algunos trastornos digestivos. Se trata de virus clásicos formados por una hebra de ARN envuelta por una estructura proteica que recuerda a la forma de la corona solar. Pueden infectar tanto a animales como a personas. De hecho, se sabe que el nuevo coronavirus es de origen animal y el brote inicial se sitúa en un mercado de mariscos de Wuhan. Aunque todavía no se ha identificado la especie animal de la que procede, sí se ha confirmado que puede transmitirse tanto de animal a persona (lo que se conoce como zoonosis) como de persona a persona, en este último caso, a través de las vías aéreas.
Existen antecedentes de otros dos coronavirus zoonóticos que, como el SARS-CoV-2, han causado infecciones graves e incluso mortalidad. Uno de ellos es el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV), detectado por primera vez en China el año 2002. Se propagó a más de treinta países y causó una enfermedad respiratoria aguda que en ocasiones derivó en una insuficiencia respiratoria grave. Se le asoció una letalidad de entre el 10 y el 11 por ciento. Aunque la enfermedad todavía no se considera erradicada, el brote cedió en 2004 y actualmente no hay registros de personas afectadas.
Diez años más tarde, apareció en Arabia Saudí el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). Esta infección también ocasiona dificultades respiratorias que pueden derivar en neumonía y, en los casos más graves, provocar la muerte. Asimismo, se le asocian síntomas gastrointestinales, como diarrea. Su letalidad es elevada, del 35 por ciento, aunque la cifra podría estar sobreestimada dado que un gran número de personas infectadas no presentan ningún síntoma.
Actualmente, todavía no se ha autorizado una vacuna para ninguno de esos dos coronavirus. Los investigadores continúan buscándolas, sobre todo para el MERS-CoV, dada su alta mortalidad. De momento, hay tres vacunas que se encuentran en las fases I y II de los ensayos clínicos, en los que se evalúan la seguridad de la vacuna y la respuesta del sistema inmunitario humano.
Muchos de los conocimientos adquiridos en los brotes de SARS-CoV y MERS-CoV suponen un punto de partida importante para el diagnóstico y el desarrollo de terapias y vacunas contra el nuevo coronavirus. De hecho, este guarda una similitud genética del 80 por ciento con el SARS-CoV. Uno de los descubrimientos más relevantes sobre los coronavirus es que todos comparten una proteína conocida como espícula, o «S». Esta parece ser crucial en la infección, ya que le permite al virus acoplarse y fijarse a la superficie de las células que ataca, lo cual facilita su entrada en ellas. Según se ha observado, la proteína S se sitúa en la superficie de la envoltura del virus y parece ser clave a la hora de desencadenar la respuesta de nuestro sistema inmunitario. Este hecho la erige como una de las posibles dianas terapéuticas más importantes.
Tratamiento del Coronavirus.
No cabe duda de que el desarrollo de una vacuna que evitara la infección y la propagación del virus es la manera más eficiente de detener el brote. Sin embargo, y dado que su desarrollo es lento y complejo, los científicos también investigan posibles terapias para las personas infectadas. «La Unión Europea está más interesada ahora en el tratamiento de la infección», ha afirmado Vergara. «De hecho, nosotros vamos a desarrollar también anticuerpos como medida terapéutica para bloquear la acción del virus en los pacientes.»
Actualmente, no existe ningún tratamiento para el SARS-CoV-2 más allá del cuidado sanitario para paliar los síntomas o el soporte vital en los casos más graves. No obstante, se están estudiando varios fármacos antivíricos autorizados para otras enfermedades, como la cloroquina (contra el paludismo) o el lopinavir (contra el VIH). El NIAID está explorando el empleo de remdesivir, desarrollado inicialmente para tratar pacientes de ébola y que ha resultado beneficioso en animales de laboratorio infectados con el SARS-CoV-2. Según The New England Journal of Medicine, el primer paciente infectado de Estados Unidos ha mejorado su estado de salud gracias a la administración intravenosa de remdesivir. Motivados por este estudio, en China han comenzado varios ensayos para evaluar la eficacia de esos antivíricos en pacientes; los resultados podrían publicarse a finales de este mes de abril.
Por su parte, el trabajo publicado por Segalés sugiere que un conocido fármaco, el ibuprofeno, podría ejercer actividad antivírica en los infectados, como ya se observó en los pacientes de ébola. Según los estudios de predicción bioinformática llevados a cabo por los investigadores, este fármaco se uniría a la actina, una proteína que forma parte del «esqueleto» celular y del que se sirve el SARS-CoV-2 para introducirse en la célula. A falta de corroborar estas afirmaciones con otros estudios preclínicos, los autores sugieren que la administración del ibuprofeno podría evitar de manera indirecta que la actina fuera utilizada por el virus.
Teniendo en cuenta que este tipo de epidemias surgen periódicamente, cabe plantearse cómo deberían de abordarse en el futuro. Se trata del tercer brote de esta familia de virus que ha sucedido en los últimos veinte años. «Es difícil prever exactamente el momento y el lugar en el que aparecerá un nuevo brote. Pero sí es muy probable que surjan más coronavirus en el futuro, más o menos en intervalos de diez años, como ha ido sucediendo con el SARS-CoV, el MERS-CoV y el SARS-CoV-2», ha apuntado Vergara.
Dada la elevada similitud genética de estos virus, los investigadores creen que debería invertirse en el desarrollo de vacunas que puedan reconocer distintos coronavirus e incluso inmunizarnos frente a futuros brotes de virus de la misma familia. Esta medida, junto con la mejora de los protocolos de supervisión de humanos y animales, podría evitar situaciones de gravedad como la que estamos viviendo actualmente.
El entrenamiento de la atención y la concentración.
El entrenamiento de la atención y la concentración tiene como objetivo principal dirigir al deportista en una dirección concreta que permita procesar la información más relevante para realizar una determinada acción. El deportista tiene que aprender a interpretar el entorno para generar las respuestas motrices más eficientes. Estos estímulos pueden proceder del exterior (ambiente, lances del juego, etc.) o del propio interior del individuo (pensamiento irracionales, en bucle, etc.), distracciones que pueden reducir el foco atencional y por tanto la probabilidad de éxito.
La atención es un proceso psicológico mediante el cual establecemos contacto con los estímulos más relevantes de nuestro entorno, omitiendo aquellos otros que no son tan importantes. En cualquier práctica deportiva tener una alta capacidad atencional y de concentración será clave para maximizar el rendimiento por lo que su entrenamiento debe formar parte de la planificación deportiva.
Herramientas adecuadas al deportista.
Se le deben proporcionar al deportista herramientas y estrategias para mejorar su capacidad atencional, tarea en la que los psicólogos deportivos deben poner énfasis ya que es una de las variables psicológicas más importantes en el deporte, sobre todo en aquellos que exigen niveles muy altos de atención o concentración como los deportes de precisión (tiro, golf, etc.) o enseñar al deportista a manejar su proceso atencional en función del momento del juego, por ejemplo cuando un jugador de fútbol se dispone a lanzar un penalti o una falta directa.
Cada deportista y cada disciplina deportiva es diferente por lo que en primer lugar se debe conocer cual es el nivel de activación óptimo para adaptar las estrategias y herramientas de gestión atencional a su programa de entrenamiento específico y a sus propias variables a controlar.
Variables psicológicas a controlar para la mejora de la atención y la concentración en el deporte.
Como ya avanzamos, los estímulos que pueden distraer al deportista pueden proceder del exterior o del interior. Estos últimos son quizás los que más hay que trabajar con los deportistas que deben aprender a direccionar o eliminar los pensamientos negativos o distractores y cambiarlos por aquellos otros más positivos o que favorezcan la ejecución y reduzcan los niveles de ansiedad hacia los niveles de activación más óptimo.
Si por ejemplo, un tirador olímpico en el momento justo de disparar se le viene al pensamiento la posibilidad de errar fuera del blanco (10) o que si falla perderá el campeonato debe detenerse ese pensamiento inmediatamente o perderá el control de la situación y de manera inconsciente su propio cerebro ejecutará la tarea conforme a lo pensado erróneamente: disparar al 8 en vez de al 10. Nuestro propio cerebro transfiere ese pensamiento a la conducta observable para autojustificar ese pensamiento. Se debe trabajar para cambiar ese pensamiento por el contrario a esto se le conoce como detención del pensamiento y para ello existen numerosas técnicas para restablecer el foco atencional. Estos son algunos de los recursos que se pueden utilizar:
- Reemplazamiento del pensamiento: se realiza un repaso, incluso por escrito, de aquellos pensamientos positivos que refuercen al deportista. Por ejemplo, recuerdos de buenas ejecuciones anteriores, visualización de la técnica correcta o de logros deportivos que reduzcan el riesgo de aparezcan los pensamientos intrusivos. La toma de autoconsciencia de que el deportista es capaz de ejecutar con garantías la tarea. Si aparece el pensamiento negativo se puede utilizar una imagen mental que la reemplace, como una buena ejecución anterior que tengan el deportista previamente interiorizada.
- Centrar la atención al interior del deportista. Esto se consigue mediante herramientas de relajación o técnicas de respiración que fomenten el autocontrol del deportista para que sea capaz de tomar conciencia y anticiparse a que aparezcan los pensamientos inadecuados.
- Centrar la atención de manera externa. Es decir, una vez que se produzca el pensamiento intrusivo realizar algún tipo de conducta rutinaria para eliminarla o reemplazarla como puede ser realizar algún tipo de autoinstrucción (¡tú puedes!, ¡eres capaz!, etc.) o llevar el foco atencional a otro lado como puede ser: atarse las zapatillas, fijarse en el objetivo, mirar a un determinado lugar ya entrenado o una conducta que sirva para reiniciar el procesamiento de la información implicada en la ejecución.
- Entrenar en el control de la tarea para que el jugador aprenda a ejecutarla cuando tiene el foco atención en equilibrio. Es importante para esto el trabajo de la inteligencia emocional, la autoeficacia percibida y la toma de conciencia emocional. Es determinante saber elegir el momento exacto para ejecutar, sobre todo en los deportes de precisión, como ya dijimos anteriormente.
Técnicas para la mejora de la atención y la concentración.
Dentro de los recursos ya hablamos y más concretamente, podemos hablar de ciertas técnicas que se pueden aplicar en el entrenamiento:
- Simulación de la práctica deportiva. Ya sea en imaginación o visualización o recreando la situaciones de competición en el entrenamiento. Cuanto más entrenemos una situación real más control tendremos de ella después en la competición.
- Uso de palabras clave. Se puede tener ciertas palabras referencia o clave que sirva de «interruptor» para el procesamiento correcto de la información.
- Generar rutinas. Tener una rutina clara puede facilitar el procesamiento del foco atencional porque reduce la distracciones al verse «obligado» a concentrarse en la rutina
- Dominio de la técnica. Evidentemente, la mejora técnica facilita la atención pero dentro de este aspecto lo más importantes es que el deportista sea consciente de que tiene la técnica suficiente y de no ser así que puede mejorarla.
- Empleo del pensamiento no crítico de forma que se focalice el «cómo» a el «qué». ¿Cómo puedo mejorar?
- Focalización en el presente. Esto es fundamental para evitar que el deportista se centre en situaciones fallidas anteriores.
- Vídeos. El deportista debe ser capaz de verse a si mismo realizando las tareas para aprender a conocer cuando o porqué se ha descentrado en la ejecución. El deportista es el mejor conocedor de su estado interno pero a veces no son capacees de verse desde el exterior por lo que una imagen audiovisual facilitará este proceso.
El psicólogo deportivo será el encargado de proporcionar y diseñar el plan de acción para la mejorar atencional específica para cada jugador en relación a su deporte específico, trabajo que requiere cierto tiempo, planificación y entrenamiento pero que sin duda es uno de los pilares para la mejora del rendimiento deportivo.