La eyaculación Precoz. Disfunción Sexual más frecuente.
La eyaculación precoz es la disfunción sexual más frecuente, afectando al 16-23% de los varones.
En el estudio NHSLS, realizado en EEUU, la prevalencia aumentó desde el 30%, entre los 18 y 29 años, hasta el 55%, en hombres de 50 a 59 años. El sesgo metodológico empleado en este estudio, al proponer como respuesta solo la opción sí/no podría explicar el haber encontrado una prevalencia muy superior a la de otros estudios.
El 43% de los españoles padecen eyaculación precoz en algún momento de su vida según el Estudio Demográfico Español sobre la Eyaculación Precoz (DEEP 2009) realizado por la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (no publicado). Es más prevalente que la disfunción eréctil. Resulta significativo el dato de que sólo el 38% pensaban que debería consultarse al médico en estos casos.
ETIOLOGÍA
Actualmente, la teoría más en boga es la que se refiere a la sensibilidad de los receptores de la serotonina 5-HT1A y 5-HT2C a nivel central y al 5HTT, que facilita su recaptación en la sinapsis y que es el blanco de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Existen evidencias que sugieren que la Eyaculación Precoz primaria es una variable biológica determinada genéticamente, relacionada con la sensibilidad heredada de los receptores centrales de la 5-HT12.
DIAGNÓSTICO
Aunque el diagnóstico clínico de la Eyaculación Precoz se basa en la información aportada por el paciente y/o la pareja, actualmente de dispone de varios cuestionarios estandarizados:
- El PEDT (Premature Ejaculation Diagnostic Tool)
- El PEP (Premature Ejaculation Profile )
- El Cuestionario de salud sexual masculina sobre disfunción eyaculatoria (Male Sexual Health Questionnaire Ejaculatory Dysfunction (MSHQEjD)
- El test de eyaculación precoz de Gindin y Huguet. Es el más usado. Puntuaciones entre 30-40 puntos indican una eyaculación precoz importante que requiere tratamiento.
La Guía Europea de Urología, actualizada en 2009, propone las siguientes recomendaciones para el diagnóstico:
- Evaluar el IELT autocalculado por el paciente, el control percibido sobre el reflejo eyaculatorio, la ansiedad y la dificultad interpersonal que provoca.
- Realizar un examen físico en la evaluación inicial de la EP para identificar afecciones médicas subyacentes asociadas u otras disfunciones sexuales, en particular la disfunción eréctil.
- No se recomienda realizar análisis de laboratorio o neurofisiológicos de rutina.
Parafilia es el nombre que aporta la sexología del siglo XX a lo que antiguamente se denominaban perversión o desviación sexual.
El enfoque humanístico y globalizador entiende que la conducta sexual humana está llena de variaciones y connotaciones personales altamente respetables, pero que pueden llegar a convertirse en un problema cuando atentan contra la libertad de las personas y son vividas con angustia originando problemas y creando alteraciones en la vida familiar, laboral y social, especialmente por su carácter compulsivo.
Así, se puede definir las parafilias como todo estado en el que la excitación y gratificación sexual de la persona depende exclusivamente de la fantasía recurrente o realización de un acto especial e insólito que se convierte en el foco principal de la conducta sexual.
Se da con mucha más frecuencia en varones que en mujeres y suele tener su comienzo en la infancia y pubertad aunque se manifieste más tardíamente.
Algunas parafilias pueden aparecer en momentos específicos de la vida de una persona cuando ésta se encuentra sometida a situaciones especiales o momentos de gran estrés.
Hay que diferenciar una parafilia de la curiosidad y experimentación de determinadas conductas sexuales. La persona que realmente sufre una parafilia se ve asaltada constantemente por la necesidad de satisfacer su deseo sexual, incluso aunque esto interfiera en su vida diaria, despreocupándose en muchos casos de otras responsabilidades.
Por ejemplo, no es lo mismo tomarse una copa de vez en cuando, porque apetece y en un contexto determinado, que depender del consumo del alcohol y no poder dejar de pensar en ello, destinando todos sus recursos para conseguirlo y sentirse frustrados/as y ansiosos/as si no lo consiguen.
Hay muchas conductas sexuales que pueden llegar a convertirse en parafilias, nombraremos las más comunes, no por más practicadas sino por más conocidas y estudiadas.
Existen diversas parafilias entre las cuales se mencionan:
Acrotomofilia: La excitación depende de que la pareja tenga alguna amputación, ya sea un brazo, una pierna o un dedo. (más…)
Pautas básicas de conocimiento sobre la sexualidad
- La respuesta sexual, al igual que la sexualidad, tiene un marcado carácter propio y específico de cada persona.
- Se ha demostrado científicamente que la respuesta sexual tiene especificidad e identidad en función del género. Las diferencias entre la de la mujer y la del hombre se evidencian en numerosos aspectos.
- El deseo sexual sustenta todas las fases de la actividad sexual y sin él no hay excitación. Si los niveles de deseo son altos la respuesta sexual es más fácil y alcanza mayor intensidad.
- La motivación juega un papel muy importante en el deseo. El acto sexual no se realiza sólo por ser una necesidad física o de descarga orgásmica, hay otros factores motivadores esenciales como la necesidad de unirse y conectarse, de abrazar y ser abrazado/a, de amar y ser amado/a, el deseo de sentirse seguro/a, o incluso de sentirse dominado/a o de realizar una conquista. También la necesidad de emociones e incluso el riesgo pueden estar implicados en el deseo sexual.
- Los pensamientos y fantasías sexuales contribuyen en el complejo proceso del deseo sexual. Al igual que pensar en la comida favorita puede estimular el hambre, una fantasía sexual o la visión de imágenes seductoras pueden incrementar el deseo y la excitación.
- El nivel de deseo no es fijo ni invariable y puede aparecer cuando menos lo esperamos, aunque depende en gran manera del estado de ánimo.
- Entre ambos miembros de la pareja sexual se produce una interacción física y psicológica recíproca; hay una “química especial”, de tal modo que la excitación sexual de cada uno de ellos procede de sus propias sensaciones y también de cómo se percibe la excitación del otro/a. Si nuestra pareja se excita mucho, por lo general aumenta nuestra excitación. Si por el contrario la percibimos distante y poco excitada, es fácil que nuestra pasión disminuya. De ese modo las parejas con “buena química” ven incrementada la pasión y el placer.
- En el hombre, durante la fase de excitación, las erecciones pueden presentarse con mayor o menor rapidez. Aunque existe gran variabilidad de unas personas a otras, los jóvenes suelen tenerlas con más rapidez (sobre todo si se comparan con mayores de sesenta años). En el transcurso del encuentro sexual, las erecciones pueden variar de intensidad e incluso aparecer y desaparecer. Si se produce una disminución en la intensidad de la erección o incluso su pérdida, por el motivo que sea, tal hecho se debe asumir con tranquilidad y se debe continuar con el juego erótico: hablarse, besarse y acariciarse. Con ello, el mecanismo reflejo de la erección se pondrá de nuevo en marcha y reaparecerá. Con bastante frecuencia el hombre interpreta esta variación de la intensidad eréctil como una señal de que algo no funciona bien y esto conduce a que se produzca un trastorno sexual real.
- El tamaño del pene preocupa al hombre y también a la mujer. Es necesario saber que un pene grande en estado flácido crece de manera proporcional menos durante la erección que un pene pequeño en estado flácido. El tamaño del pene flácido varía de unos hombres a otros, pero se acerca mucho durante la erección. Esta preocupación se ha incrementado con el visionado de las películas pornográficas, en las que, además de seleccionar hombres bien dotados, se realiza un trabajo de cámaras engañoso para exagerar el tamaño del miembro viril.
- La estimulación del clítoris resulta excitante para muchas mujeres. No obstante, la mayoría de los hombres, incluso los que se creen expertos amantes, está lejos de ser habilidoso en sus caricias sobre el órgano. Entre los errores más frecuentes de los que las mujeres se quejan se cuentan:
- Muchos hombres buscan el clítoris de manera inmediata y una vez encontrado lo estimulan de manera brusca antes de iniciar los besos, caricias y abrazos.
- El estímulo suele realizarse de manera constante y la mujer prefiere que su compañero sexual después de acariciarlo un tiempo lo deje para volver posteriormente.
- A muchas mujeres les molesta el estímulo directo del clítoris, prefieren ser acariciadas en la zona por encima o alrededor de él.
- Puede resultar irritante su tocamiento con dedos secos o ásperos, debido a que en el clítoris no hay lubricación. Para suavizar las caricias, se puede usar desde saliva a lubricantes artificiales y, desde luego, lubricante vaginal.
- La fase de meseta no siempre se diferencia de la de excitación, de la que es una prolongación tanto en intensidad como en tiempo. A menudo se considera como un breve momento entre la excitación y el orgasmo.
- En la mujer, durante la fase de excitación-meseta, se produce hinchazón en el tercio externo de la vagina (la llamada plataforma orgásmica), que se expande hacia dentro y se estrecha en su interior acogiendo y sujetando el cuerpo del pene. Dicha plataforma orgásmica, rica en terminaciones nerviosas sensibles, se acomoda casi a cualquier anchura del pene y las sensaciones placenteras producidas por la estimulación y el roce en su interior son, para muchas mujeres, muy placenteras. Debido a este mecanismo de estrechamiento, el ancho de la erección del pene es menos importante para la estimulación sexual de la mujer de lo que generalmente se cree.
- Al mismo tiempo, en esa misma fase se produce una elevación del útero y los dos tercios interiores de la vagina, más pobres que el tercio externo en terminaciones nerviosas sensibles, se alargan. Debido al menor número de terminaciones nerviosas sensibles, las sensaciones placenteras procedentes de esta zona vaginal son menores, lo que representa otro argumento más en contra de que el tamaño del pene erecto sea esencial para que la mujer alcance más placer durante el coito, como algunas personas creen.
- Durante la fase de meseta, el clítoris parece desaparecer, lo que puede desconcertar a algunos hombres que tratan de localizarlo de manera visual. Esto es debido a que, aunque se agranda, el glande del clítoris no se ve al retraerse contra el pubis y en cierta manera queda oculto por la hinchazón que experimentan los labios de la vagina.
- En la actualidad, no se acepta como meta ideal del acto sexual que el orgasmo sea simultáneo, tal y como se consideraba en las décadas de 1950 y 1960. Tal experiencia, cuando sucede, puede ser gratificante para la pareja, pero no se justifica el esfuerzo en lograrlo y menos sentirse decepcionado si no se obtiene. Que acontezcan ambos orgasmos por separado nos da la oportunidad de disfrutar tanto del orgasmo propio como de vivir y ser conscientes del de nuestra pareja.
La consecución del orgasmo por separado en la pareja da la oportunidad tanto de disfrutar el propio placer como de vivir y ser conscientes del de la pareja
- En el orgasmo, el proceso fisiológico que se produce en la mujer es similar al del hombre, con la diferencia de que en el masculino se alcanza un punto a partir del que la eyaculación es inevitable. Por el contrario, en la mujer, aun estando a punto de suceder, el orgasmo se puede bloquear a causa de cualquier interrupción o cese de la estimulación.
- Muchas mujeres, cuando la excitación es muy intensa o durante el orgasmo emiten de manera pulsátil fluidos vaginales, en un proceso parecido a la eyaculación masculina.
- Algunas mujeres tienen capacidad para alcanzar varios orgasmos sucesivos si la estimulación continúa.
- Hay situaciones en las que uno o ambos amantes no alcanzan el orgasmo. Éste es un tema candente y de debate. La importancia que se da al orgasmo propio en el encuentro sexual todavía no es la misma para el hombre y la mujer. En la actualidad, parece que la mujer, en mayor medida que el hombre, considera su propio orgasmo un complemento a su experiencia sexual más que el objetivo de ella.
- La anorgasmia no puede ser considerada como una variante normal de la sexualidad femenina. También se da en los hombres, sólo que cuando es el hombre quien no consigue el orgasmo lo identifica con un problema, mientras que hay un alto número de mujeres que no han tenido nunca un orgasmo y no se sienten preocupadas al respecto. Lubrican, se excitan y no se consideran anormales ni privadas de algo. No obstante, cada vez con más frecuencia las mujeres anorgásmicas o con orgasmos infrecuentes se preocupan por este hecho y buscan la manera de solucionar el problema.
- La mujer que alcanza el orgasmo sólo ocasionalmente por diversas razones (escaso deseo, falta de destreza y cooperación del compañero, factores circunstanciales, etc.) sólo debe de considerarse afectada de algún problema sexual cuando su frecuencia orgásmica es tan baja que le produce insatisfacción. En este caso, debe considerase afectada por un trastorno sexual que se debe abordar, de manera similar a lo que ocurre con la disfunción eréctil del hombre.
- Hace dos décadas se consideraba la impotencia en el hombre de cierta edad como normal, pero hoy se sabe que es consecuencia de diversas enfermedades (diabetes, depresión, trastornos psicológicos, etc.). Esto ha permitido romper con el binomio impotencia-edad, lo que ha facilitado el descubrimiento del origen de la disfunción eréctil y su tratamiento.
(más…)
Misofilia. Buscando el Placer sexual.
Hoy toca la Misofilia. Continuamos con el diccionario de parafilias o tendencias sexuales un tanto insólitas.
Ya hemos visto que existen parafilias para todos los gustos, unas, podemos considerarlas más habituales y frecuentes y otras un tanto extrañas y llamativas. Hoy nos topamos con una de estas últimas.
¿Qué es la misofilia?
La misofilia es un tipo de parafilia en la que el placer sexual y la consecución del orgasmo son obtenidos exclusivamente al tener contacto con (o incluso ingerir, lamer, masticar…) sustancias desechadas por el cuerpo humano o con objetos sucios en general (pantalones, medias, blusas…); esto es, aunque lo habitual es relacionarla con el fetichismo sexual asociado a la ropa sucia -sobre todo la ropa íntima-, lo cierto es que engloba otras parafilias vinculadas a la suciedad como la emetofilia (atracción por el actor de vomitar), la salirofilia (ensuciar el objeto de deseo, esto es, la persona), la menstruofilia (atracción por mujeres con el periodo o regla) o la coprofilia (incluir en el sexo heces).
La misofilia se caracteriza por un deseo exacerbado por lo sucio.
Así, un lugar repleto de suciedad puede resultar de lo más excitante para un misofílico.
La excitación al oler y tocar lencería está ampliamente extendida y, sobre todo los hombres, se sienten muy atraídos por los olores corporales de las féminas.
Ya hemos visto que existen parafilias para todos los gustos, unas, podemos considerarlas más habituales y frecuentes y otras un tanto extrañas y llamativas.
La etimología de esta preferencia sexual viene del griego y es muy simple: misos, que significa suciedad y el término filia, que significa amor.
En Sexologos Valencia somos Psicologos especialistas en Sexologia y podemos ayudarte. No dejes de contactar con nosotros para mayor información.
Si deseas contactar con nosotros o pedir cita previa utiliza el siguiente formulario
[wd_contact_form id=”3″]
Estrés y Obesidad
La relación que existe entre el estrés y la obesidad es mucho mayor de lo que en un principio nos podríamos imaginar. Generalmente, ante una situación comprometida o estresante el cuerpo aumenta la producción de ACTH (corticotropina) y de cortisol, la cual a su vez propicia una mayor liberación de glucosa por parte del hígado (gluconeogénesis) y de ácidos grasos procedentes del tejido adiposo, de este modo contamos con los suficientes sustratos energéticos para hacer frente a dicha situación; una vez resuelta, los niveles volverían a la normalidad.
Pero cuando la situación estresante es mantenida en el tiempo se propiciaría una serie de alteraciones que podrían llevarnos de cabeza, en primer lugar, al sobrepeso y luego más tarde a la obesidad, la cual, además tiene la capacidad de retroalimentar dicho estado. Efectivamente, ante una situación estresante los niveles de cortisol segregados suelen ser proporcionales a la cantidad de tejido adiposo que se posea, resultando muy difícil salir de esta espiral una vez alcanzado un cierto sobrepeso, como veremos a continuación.
¿cómo puede inducir la obesidad el estrés?
Pero, ¿cómo puede inducir la obesidad el estrés?. Bueno, el estrés hace que se aumenten los niveles de cortisol en sangre, el cual tiene la facultad de inhibir algunas hormonas como la GnRH (Hormona liberadora de gonadotropina) , GH (Hormona del Crecimiento), TRH (hormona liberdadora de Tirotropina) y TSH (tirotropina); esta menor concentración de GH y TSH sugiere una mayor tendencia al sobrepeso, la primera por anulación de la acción lipolítica de dicha hormona; y la reducción de la TSH propiciaría una reducción del metabolismo, además el cortisol también parece deprimir la función de la enzima 5′ deiodinasa que es la encargada de convertir la hormona T4 que es parcialmente activa en la T3, totalmente activa. Pero además de la inhibición parcial de esta serie de hormonas que favorecerían un ambiente adiopogénico, habría otra hormona involucrada en el metabolismo energético que igualmente sería disminuida por el cortisol, (más…)