Cómo superar la procrastinación y dejar de evadir los asuntos pendientes.
Seguramente has estado en la situación de encontrarte con varios asuntos que atender, pero pasan las horas, o quizás días, y no los resuelves. Si eres estudiante, es posible que llegues a casa en la tarde y hagas un repaso mental de las tareas que debes culminar, pero primero prefieres descansar un rato o ver tu programa de televisión favorito, jugar algún videojuego y salir con tus amigos. Si eres trabajador, al llegar a la oficina te encuentras con varios informes muy tediosos que completar, pero también tienes otros deberes más fáciles de concretar, por lo que te dedicas mejor a eso. En ambos casos, llega la noche y terminas exclamando: “mañana será otro día” o “mañana sí lo hago”.
Si te sientes identificado con alguno de estos dos casos u otro similar, en los que dejas a un lado las obligaciones con más prioridad por hacer otras tareas de menor relevancia o más sencillas, entonces es muy probable que sufras de procrastinación, la costumbre de postergar las tareas pendientes.
Qué es la procrastinación.
La procrastinación es el mal hábito de postergar los deberes u obligaciones rutinarias, sin ningún tipo de justificación razonable, que a su vez son sustituidas por otras acciones no tan importantes, pero sí quizás más fáciles o entretenidas. Aunque es una situación que podría considerarse normal, porque todos somos propensos a procrastinar de vez en cuando, en el momento en que esto se convierte en algo habitual, pasa a ser un trastorno del comportamiento que afecta en gran medida el desempeño tanto en el ámbito personal, como académico y laboral.
Este trastorno no debe ser confundido como una simple falta de responsabilidad, debido a que en ningún momento se pretende evadir las tareas que se tienen pendientes, sino más bien estas son aplazadas y reemplazadas por otras de mayor interés. Pero, aunque usualmente la procrastinación podría ser comparada con la pereza o flojera, apoyada en la mala costumbre de dejar para mañana lo que debes hacer hoy, también involucra otros aspectos relacionados a conflictos internos más profundos.
En este sentido, la procrastinación no involucra solamente el pasar demasiado tiempo en Internet y las redes sociales en lugar de hacer ese trabajo importante que debes terminar pronto, sino que además está asociada a la inacción respecto a actividades de mayor relevancia para el desarrollo personal, como el cuidado de la salud o la resolución de algún conflicto con otros individuos.
En términos de la psicología, la procrastinación obedece a síntomas de ansiedad respecto al asunto pendiente, ya sea porque no es de nuestro agrado o resulta demasiado difícil de realizar, que nos impulsa a evadirlo de alguna manera y postergar su ejecución, y aunque siempre estés consciente de que tienes algo por hacer, dedicarte a otra cosa de mayor agrado te hará sentir más tranquilo y reducir el estrés.
Causas de la procrastinación.
No hay una causa única de la procrastinación. Cada persona es diferente y tiene sus propios motivos para decidir el atraso de sus deberes. Sin embargo, existen ciertos patrones mediante los cuales es posible determinar la causa exacta por la cual tú podrías estar tendiendo a dejar las cosas para hacerlas más tarde, quizás mañana, o posiblemente para la otra semana.
El patrón más común es el de la autoduda, provocada por la falta de confianza en uno mismo en relación al alcance exitoso de ciertas metas. Este sentimiento es producido por la poca seguridad al momento de realizar una determinada actividad que consideras difícil de completar, pero no porque realmente lo sea, sino porque no te sientes capaz de hacerlo con facilidad. Este pensamiento te lleva a pensar que quizás en otro momento sí podrías lograrlo, así que mejor lo postergas y te sientes más tranquilo.
Un ejemplo práctico de la autoduda podría darse en la cocina. Es posible que debas preparar algún plato que nunca has realizado, motivo por el cual lo consideras difícil de hacer. Este pensamiento te lleva a pensar que no te quedará bien, pero aunque tengas la receta y cierta experiencia con otras preparaciones, prefieres cambiar el menú por otra cosa más sencilla, manteniendo en el pensamiento la idea de que en otro momento lo intentarás.
En el plano contrario, se encuentra la procrastinación por autoconfianza, que se presenta cuando cometes el error de sobreestimar tus capacidades y pensar que puedes atrasar las actividades para otro momento, con la firme convicción de que “después podrás hacerlo sin ningún tipo de inconvenientes”.
La procrastinación por autoconfianza se asocia a muchos casos de postergación del cuidado de la salud, y no precisamente por el atraso de una visita regular al médico, sino por la confianza de creer que todavía no es necesario tomar acciones para mantener una vida saludable. Por ejemplo, es posible que no hayas dejado de fumar porque aún no sientes que te hagas algún daño, o que continúes sin una rutina de ejercicios porque te sientes bien físicamente, o atrases el inicio de la dieta porque todavía mantienes un índice de masa corporal aceptable.
En otro contexto, si eres una persona perfeccionista, posiblemente seas un procrastinador habitual debido al constaste temor que usualmente te invade por la angustia de pensar que las tareas o trabajos que debes realizar no alcanzarán el nivel de perfección que esperas, además de que tampoco contarás con la aprobación de los demás, por lo tanto, piensas que en otro momento esto sí será posible, y decides postergarlo.
La baja tolerancia a la tensión es otro causante de la procrastinación. Esta se manifiesta cuando te encuentras bajo los efectos de alguna situación estresante o en alteración emocional por algún motivo, como estudiar para un examen importante u organizar la próxima presentación en el trabajo, razón por la cual terminas evitando la acción y postergándolo para otra ocasión en la que estés más calmado.
En este mismo sentido, la depresión también es un factor determinante en casos de procrastinación. Una persona deprimida tiende a entrar en un estado emocional que no le permite desarrollar la mayoría de las actividades con normalidad. Este estado le hace pensar que debe dejar a un lado toda acción o actividad que no le proporcione cierto grado de satisfacción, aunque sea de manera momentánea, por lo que elude todas aquellas responsabilidades que no le hacen sentirse bien.
Existen muchas otras causas más. Básicamente, todo aquello que te lleve a postergar alguna acción o actividad es un causante de procrastinación, aun cuando no sea por falta de habilidades necesarias para cumplir con un objetivo. De hecho, son muchos los casos de personas que procrastinan por excesiva generación de ideas, es decir, la mente del individuo afectado trabaja tan rápido y de tantas maneras, que tiene cientos de ideas en su cabeza, pero no es capaz de realizar ningún trabajo esperando que una nueva idea surja y sea mejor que la anterior.
Efectos psicológicos de la procrastinación.
En todos los casos de procrastinación los efectos psicológicos suelen ser siempre los mismos. La ansiedad y angustia son, en principio, los primeros síntomas manifiestos de tomar esta actitud, que se pueden evidenciar con la decisión misma de dejar postergar ciertas responsabilidades. El problema radica que el atraso de la actividad significa también el atraso de los síntomas, es decir, decides evitar ahora lo que te hace sentir angustiado y preocupado, para tener ese mismo efecto en otro momento.
Esta situación, en la que la ansiedad y angustia reaparecen en el futuro, conduce a la desesperación del individuo al encontrarse nuevamente ante la situación que previamente había retrasado, pero esta vez con menos tiempo para hacerlo. A largo plazo, la desesperación es tan grande que termina siendo el motivo para un nuevo atraso, que resulta en más ansiedad, angustia, estrés y, finalmente, frustración, además de otros síntomas fisiológicos como desórdenes gástricos e insomnio.
La procrastinación además se asocia a otros trastornos mentales como el estrés, la depresión e incluso la fatiga, producto de un constante pensamiento recurrente en todas las cosas que se han dejado a un lado por otras de mayor agrado, pero que al final terminan volviendo para cobrar un nuevo protagonismo.
Cómo superar la procrastinación.
Antes de pretender superar la procrastinación, es necesario reconocer y aceptar que aplazas de manera regular las situaciones que te generan algún malestar psicológico sin razones de suficiente peso para hacerlo. Cuando ya has aceptado este problema, estarás consciente de que solamente tú puedes solucionarlo y que nadie más hará las cosas por ti.
Existen muchas técnicas para superar la procrastinación de manera efectiva. En primera instancia, la más recomendada es la regla de los dos minutos, que es básicamente atender la acción pendiente en dos minutos. Es evidente que no todas las cosas se hacen en ese tiempo, pero piensa que este es quizás el necesario para que comiencen a hacerlas, de hecho, sucede que el motivo por el cual muchas cosas no se concretan es porque nunca fueron iniciadas; una vez que hayas dado los primeros pasos, verás lo sencillo que es continuarlo hasta el final.
Ahora bien, muchos asuntos pendientes quizás no necesiten demasiado tiempo y realmente los dos minutos sean suficientes, como lavar los platos o llevar algunos objetos de un lugar a otro. ¿Por qué postergarlo entonces? Piensa que si realizas aquellas acciones fáciles de concretar de manera rápida, entonces ya después no tendrás que volver a preocuparte de ellas.
Por otra parte, procura evitar todo tipo de distracciones. La dinámica actual de la vida hace que esto no sea tan sencillo de conseguir, debido a que si te encuentras trabajando en tu computadora, siempre te sentirás tentado a hacer otras cosas antes de lo que realmente debes hacer, como por ejemplo revisar las redes sociales. Intenta alejarte de todo lo que pueda distraerte; al principio será complicado, pero una vez que inicies con lo que tienes pendiente y logres concentrarte, podrás olvidarte de todo lo demás.
También, es posible que te encuentres en la situación de tener demasiados asuntos pendientes al mismo tiempo. Esto es algo normal, nos pasa a todos y lo peor que puedes hacer es precisamente eso: resolverlo todo junto. Es mejor que hagas las cosas una a una, ponles algún orden de prioridades e intenta salir de las más complejas primero. Sólo así podrás completarlo todo de forma más ordenada y dejarás lo más fácil para el final, por lo que no tendrás ninguna excusa para culminarlas.
En ese mismo sentido, parte de la organización que hagas puede incluir establecer plazos fijos para terminar las tareas pendientes. En vista de que la mayoría de los procrastinadores aseguran que pueden hacer las cosas después, porque aún les sobra tiempo, entonces vale la pena ponerle un límite horario a las tareas y mentalizarse de que después de cumplido, no debe haber más prórroga.
Finalmente, encuentra los momentos del día en que eres más productivo. Cada persona tiene un ritmo de vida particular y es posible que tú seas más activo en horas específicas del día. Evalúa tus propias capacidades y determina en qué momento sientes que puedes hacer mejor las cosas; organiza tu tiempo en función de eso y manos a la obra.
Consejos para no volver a procrastinar.
La procrastinación es un hábito, y como todo hábito, puede regularse. La situación ideal es que nunca caigas en este estado, pero esto es casi imposible: más de una vez procrastinarás sin poder evitarlo.
Pero lo que sí debes evitar es que este comportamiento se convierta en algo compulsivo y la clave está en que procures evitarlo siempre, o que al menos logres salir de ese estado rápidamente. Es esencial que establezcas metas en función de las tareas que tengas pendientes, su dificultad y el tiempo que podría llevarte. Organízate, arma una agenda y ponte a trabajar. Comienza los trabajos que más tiendes a posponer, así tu mente sabe que lo más difícil ya pasó, que es precisamente dar el primer paso.
Un error muy común en muchas personas con tendencia a la procrastinación es aceptar compromisos que no desean asumir. Al verse en esta situación, prefieren postergarlo hasta que no tengan otra alternativa que hacerlo, por lo que entonces es mejor aprender a decir “no” cuando más convenga.
Al final, lo más importante es que seas consciente de que es mejor ir terminando todas tus responsabilidades o asignaciones de forma planificada que acumular muchas tareas que nunca deseas realizar, y que finalmente provocarán el caos y agudizarán el problema. Piensa en el beneficio que traerá a tu vida cada acción que tomes y las satisfacciones por verlas concretadas; nada puede impedirte hacer cualquier cosa, siempre que te lo propongas.
La ansiedad.
¿Qué es la ansiedad?
La tensión psicológica o estado de alerta forma parte de la condición humana. Constituye un aspecto normal de nuestro estado emocional, y sirve para afrontar y reaccionar ante las situaciones de riesgo o de peligro. Es una reacción natural que emplea nuestro organismo ante lo que percibimos como una amenaza, que puede ser real o imaginaria, y nos permite afrontar las situaciones difíciles. Sin embargo, cuando esa tensión psicológica se manifiesta sin una causa aparente que la suscite, ni la persona está expuesta a ningún peligro, es demasiado intensa, se prolonga en el tiempo, y se extiende a todos los ámbitos de la vida del que la sufre, se vuelve patológica y se convierte en una fuente de sufrimiento que es necesario controlar. En este caso hablamos de ansiedad.
Diagnóstico de la ansiedad
La ansiedad al ser una respuesta o conjunto de respuestas emocionales de carácter displacentero, que engloba aspectos fisiológicos, cognitivos y comportamentales genera síntomas muy diversos. Los más comunes consisten en manifestaciones de: taquicardia, sensación de ahogo, temblores, sensación de pérdida de control o del conocimiento, transpiración, náusea, rigidez o debilidad muscular, insomnio, inquietud motora, dificultad para la comunicación y la relación, pensamientos negativos y obsesivos, sensación de inseguridad, temor anticipatorio…
Psicoterapia de la ansiedad
Con el tratamiento cognitivo-conductual-emocional nos centramos en la detección, evaluación y modificación de los pensamientos negativos que generan la ansiedad para modificarlos.
Y en la reducción de la ansiedad a través del entrenamiento en habilidades sociales, en el manejo del estrés, y en la relajación.
También es muy importante para nosotros determinar si estamos ante tal nivel de ansiedad que, al intervenir además de factores psicológicos también biológicos, y estén paralizando a la persona, considerar que además del tratamiento psicoterapéutico coadyuvaría una adecuada medicación.
Trastornos de la ansiedad: el papel de la psicoterapia en el tratamiento eficaz
Todos sentimos ansiedad y estrés de vez en cuando. Hay situaciones que suelen despertar sentimientos de ansiedad como, por ejemplo, cumplir plazos de entrega ajustados, obligaciones sociales importantes o conducir con mucho tránsito. Esta ansiedad leve puede ayudar a mantenerlo alerta y concentrado para enfrentarse a situaciones amenazadoras o difíciles.
Pero las personas que sienten temor extremo y preocupaciones que perduran pueden estar lidiando con trastornos de ansiedad. La frecuencia e intensidad de este tipo de ansiedad es a menudo debilitante e interfiere con actividades diarias. Sin embargo, con un tratamiento adecuado y eficaz, las personas que tienen trastornos de ansiedad pueden llevar vidas normales.
¿Cuáles son las principales clases de trastornos de ansiedad?
Hay varios tipos principales de trastornos de ansiedad. Cada uno tiene características particulares.
- Las personas con trastornos de ansiedad generalizados tienen miedos o preocupaciones recurrentes como, por ejemplo, la salud o la situación económica, y con frecuencia tienen una sensación constante de que algo malo está por suceder. La causa de estos sentimientos intensos de ansiedad puede ser difícil de identificar. Sin embargo, los temores y preocupaciones son muy reales e impiden muchas veces que las personas se concentren en sus tareas diarias.
- El trastorno de pánico implica sentimientos repentinos, intensos y no provocados de terror y pavor. Por lo general, las personas que tienen este trastorno desarrollan mucho miedo respecto a cuándo y cómo se producirá su próximo ataque de pánico, y en consecuencia a menudo limitan sus actividades.
- Un trastorno relacionado incluye fobias, o miedos intensos, respecto a determinados objetos o situaciones. Las fobias específicas pueden incluir situaciones como encontrarse con determinados animales o volar en avión, mientras que las fobias sociales incluyen miedo con relación a entornos sociales o lugares públicos.
- El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por sentimientos o pensamientos persistentes, incontrolables y no deseados (obsesiones) y rutinas o rituales que realizan las personas para tratar de evitar o para liberarse de estos pensamientos (compulsiones). Ejemplos de compulsiones comunes incluyen lavarse las manos o limpiar la casa en exceso por temor a los gérmenes, o verificar algo una y otra vez para detectar errores.
- Algunas personas que tienen graves traumas físicos o emocionales, como por ejemplo, los producidos por un desastre natural o un accidente o delito grave pueden experimentar un trastorno de estrés postraumático. Los pensamientos, sentimientos y patrones de conducta se ven seriamente afectados por recuerdos de estos sucesos, a veces durante meses o incluso años después de la experiencia traumática.
Los síntomas como el temor extremo, falta de aire, taquicardia, insomnio, nauseas, temblores y mareos son comunes en estos trastornos de ansiedad. Aunque pueden producirse en cualquier momento, los trastornos de ansiedad surgen con frecuencia en la adolescencia o en el inicio de la adultez. Hay algunas evidencias de que los trastornos de ansiedad son hereditarios. Aparentemente, los genes, así como las primeras experiencias de aprendizaje en las familias, hacen que algunas personas sean más propensas que otras a padecer estos trastornos.
¿Por qué es importante buscar tratamiento para estos trastornos?
Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden tener consecuencias graves. Por ejemplo, algunas personas que tienen ataques de pánico recurrentes evitan a toda costa ponerse en situaciones que temen podrían desencadenar un ataque. Esta conducta evasiva puede crear problemas si está en conflicto con requisitos del trabajo, obligaciones familiares u otras actividades básicas de la vida diaria.
Muchas personas que tienen trastornos de ansiedad no tratados son propensas a otros trastornos psicológicos, como depresión, y tienen una mayor tendencia al abuso de alcohol y otras drogas. Sus relaciones con familiares, amigos y compañeros de trabajo pueden volverse muy tirantes y su desempeño laboral puede decaer.
ACOSO: Acoso Laboral (mobbing), Acoso Escolar (bullying), Acoso Moral (psicológico) y Acoso Sexual.
EVALUACIÓN PERICIAL DE LA VÍCTIMA DE MOBBING.
La valoración del daño psíquico sufrido por la víctima de acoso laboral constituye, sin lugar a dudas, la tarea más relevante a la que se enfrentará el perito psicólogo en este tipo de problemática. El trabajo pericial en estos casos se deberá centrar en tres puntos fundamentales (González-Trijueque, Tejero y Delgado, 2011); en primer lugar, se debe intentar (en la medida de lo posible) objetivar el estresor descrito y valorar si estamos ante un supuesto de mobbing o bien ante otro tipo de riesgo psicosocial (p. Ej., estrés laboral, burnout); en segundo lugar habrá que determinar el estado psicológico de la víctima y comprobar si existen síntomas clínicos y si éstos configuran algún cuadro psicopatológico (estrés postraumático, ansiedad, depresión…) del cual será especialmente importante pronunciarse sobre su cronicidad y pronóstico para saber si estamos hablando de una lesión o una secuela en el plano psíquico; y en tercer lugar, se tendrá que valorar si existe causalidad (o al menos compatibilidad) entre el estresor descrito y la sintomatología desarrollada por el trabajador acosado, para lo cual resultará esencial evaluar la estructura de personalidad, el estado anterior y la vulnerabilidad / resiliencia del sujeto acosado.
Las consecuencias del acoso psicológico en el trabajo pueden ser de distinta naturaleza y proyectarse sobre ámbitos también muy variados en la vida del sujeto que lo sufre. Una característica propia del acoso laboral es que la víctima percibe la situación de hostigamiento como especialmente estresante y que pone en riesgo su salud tanto mental como física. A menudo, el trabajador acosado no sabe cómo afrontar estas situaciones para modificar su entorno socio-laboral, ni sabe cómo controlar las reacciones emocionales que le produce dicho proceso; el fracaso en el afrontamiento de estas situaciones y en el control de la ansiedad desencadena una patología propia del estrés, que se va volviendo crónica y se agrava progresivamente (González-Trijueque et al., 2011).
ÁMBITOS DE ACTUACIÓN EN CASOS DE MOBBING:
– Evaluación y comprobación de que efectivamente se ha sido objeto de mobbing o acoso laboral (objetivación del estresor).
– Diagnóstico de psicopatologías derivadas o asociadas al mobbing, su cronicidad y pronóstico.
– Detectar y clarificar la relación existente entre el estresor y la sintomatología diagnosticada.
– Elaboración del informe pericial psicológico.
– Si procediera: ratificación en sala o sede judicial de la pericial psicológica.
– Tratamiento psicológico mobbing o de las secuelas del acoso laboral.
Atención, valoración y tratamiento a personas víctimas de mobbing:
[wpforms id=”1386″]
BULLYING: ACOSO ESCOLAR.
La violencia escolar, según Olweus (1997) es la que se produce en el sistema escolar. Dentro de ella hay un tipo de violencia muy preocupante en nuestros días: el acoso (bullying). El acoso escolar tiene un gran parecido en su modus operandi y consecuencias con el acoso laboral (mobbing)
Conductas de las Víctimas en la Escuela:
- Repentinos cambios en asistencia y logros académicos.
- Asistencia errática.
- Pérdida total de interés por la escuela.
- Descenso en calidad del trabajo escolar.
- Éxitos académicos aparecen como mascotas de maestros.
- Dificultad de concentración en el salón de clases. Fácilmente distraídos.
- Van al recreo tarde y regresan rápido.
- Tienen problemas de aprendizaje o diferencias con el grupo.
- Carecen de interés de actividades escolares.
- Se dan de baja de cursos y no aceptan mentores o tutores.
Conducta Social de las Víctimas de “Bullies”:
- Solitarios, retirados, aislados.
- Pobre o ninguna interacción social.
- No tienen amigos o solo unos pocos.
- Son no populares en el grupo, pasan desapercibidos. Reciben las migajas de la clase.
Conductas Emocionales de las Víctimas:
- Repentinos cambios de conducta y de humor.
- Pasividad, timidez, callados, retirados, temerosos, asustados.
- Baja o ninguna autoestima y auto confianza.
- Sobre reactivos ante peligro, hipersensibles.
- Nerviosos, preocupados, miedosos, inseguros.
- Lloran fácilmente delante de otros. Demuestran su debilidad a los otros.
- Bajas o ningunas destrezas asertivas.
- Irritables, destructivos, agresivos, pierden rápido el temperamento, pelean, pero siempre pierden.
Atención, valoración y tratamiento a personas víctimas de bullying:
[wpforms id=”1386″]
ACOSO MORAL.
Las técnicas de acoso son soterradas y sutiles: palabras, miradas, insinuaciones, mentiras, difamaciones, etc. El acosador impone su voluntad (de forma continuada y progresiva), tergiversando la situación desde una posición de fuerza: posee la verdad y el poder.
El acoso moral sumerge a la víctima en una espiral depresiva que puede acabar en suicidio. Para la psiquiatra y psicoanalista Marie-France Hirigoyen, los casos extremos de acoso moral son asesinatos psíquicos. Permite desembarazarse de alguien sin mancharse las manos. Para el profesor Iñaki Piñuel, el origen del acoso suele encontrarse en el modo en que la víctima resulta, por diferentes razones, una amenaza para el gang que la acosa.
El acoso comienza desestabilizando a la víctima hasta conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás y quede en situación de total indefensión, incapaz de reaccionar.
La ansiedad, previa a la etapa depresiva, provoca en la víctima una actitud defensiva que, a su vez, genera nuevas agresiones. El agresor no pretende destruir a su víctima de inmediato. Su objetivo es someter y controlar: anular la capacidad de defensa y el sentido crítico, la capacidad de rebeldía.
El acosador es un depredador, incapaz de considerar a sus congéneres como seres humanos. Alienado respecto a sí mismo, se aprovecha de las debilidades propias de la condición humana.
ACOSO SEXUAL.
El acoso sexual es la intimidación o coerción de naturaleza sexual, o la promesa no deseada o inapropiada de recompensas a cambio de favores sexuales. En la mayoría de contextos jurídicos modernos el acoso sexual es ilegal.
La directiva 2002/73/CE del Parlamento Europeo define como acoso sexual:
la situación en que se produce cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico no deseado de índole sexual con el propósito o el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo.
Cuando existen leyes referidas al acoso sexual, generalmente no prohíben bromas simples, comentarios indirectos o incidentes menores aislados, es decir, no imponen un “código de cívico general”. En el lugar de trabajo, el acoso puede considerarse ilegal cuando es tan frecuente o grave que crea un ambiente de trabajo hostil u ofensivo o cuando repercute de manera adversa en el empleo (como por ejemplo la víctima es despedida o degradada o cuando la víctima decide renunciar al trabajo). Sin embargo, la comprensión jurídica y social del acoso sexual varía según la cultura.
El acoso sexual puede perjudicar a personas de ambos sexos pero estadísticamente la mayoría de denuncias son de mujeres. Los principales acosadores son hombres que ejercen este tipo de comportamiento en ambientes laborales (acoso laboral), académicos (acoso escolar), estudiantiles e incluso familiares (acoso familiar). Está considerado un acto delictivo, que es sancionado en función de su gravedad y que puede llevar incluso a la privación de libertad del acosador.
[wpforms id=”1386″]
La psicología social es la rama de la psicología que estudia cómo los pensamientos, sentimientos y comportamientos de las personas son influidos por la presencia real, imaginada o implícita de otras personas.Junto con la psicología clínica, la educativa, y la industrial-organizacional, la psicología social es una de las cuatro grandes ramas de la psicología, así como una de las ramas clásicas de la sociología. Sus orígenes se remontan a 1879 con la aparición de la Psicología de los pueblos, desarrollada por Wilhelm Wundt y que actualmente es una de las especialidades de estudio, focalizando el individuo en la sociedad y la incidencia de esta en el individuo ya que lo humano y lo social están estrechamente relacionados y se complementan mutuamente.
Según la definición anterior, científico se refiere al método empírico de investigación. Los términos pensamientos, sentimientos y comportamientos incluyen todas las variables psicológicas que se pueden medir en un ser humano. La afirmación de que otras personas pueden ser imaginadas o implícitas sugiere que, de manera indefectible, estamos influenciados socialmente, incluso cuando:
- a) no hay otros individuos presentes -como cuando vemos la televisión
- b) seguimos normas culturales internalizadas.
La Psicología Social es definida también como la ciencia que estudia los fenómenos sociales e intenta descubrir las leyes por las que se rige la convivencia. Investiga las organizaciones sociales y trata de establecer los patrones de comportamientos de los individuos en los grupos, los roles que desempeñan y todas las situaciones que influyen en su conducta.
Estudia la interrelación dinámica entre lo individual y lo social y en su atravesamiento con la historia, la cultura, la política, la lengua, y otros aspectos presentes en la realidad. Desde la perspectiva de la psicología social se estudian los comportamientos individuales y sociales, la formación de los grupos, los fenómenos de masa y otras problemáticas de la escena contemporánea. Desde su comienzo, la psicología social fue entendida como un campo de confluencia entre la psicología y la sociología. Sin embargo en las últimas décadas son muchas más las disciplinas que lo constituyen: antropología, lingüística, historia, comunicación, economía. La psicología social construye conocimientos de formas interdisciplinarias y lo aplica a distintos campos de la realidad. La cultura de fin del siglo XX y de los primeros años del nuevo milenio fue afectado por cambios acelerados y definitivos de una velocidad que no se había producido en épocas anteriores de la humanidad, ocasionadas en gran parte por los avances tecnológicos y productivos y posibilitados, muy especialmente por los medios de comunicación. Este determino cambios en la forma de ser de las personas y en los grupos que moldearon nuevas “subjetividades” en relación con este particular momento histórico social.
ÁMBITOS DE ACTUACIÓN:
Servicios sociales: ayuda a domicilio, evaluación de la necesidad y el tipo de prestación a desarrollar y también intervención prestando apoyo a cuidadores de enfermos con demencias, especialmente a familiares cuidadores de enfermos de Alzheimer.
Deficiencias, discapacidades y minusvalías: función de diagnóstico en las discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales que tiene como objetivo la integración social y la igualdad de oportunidades de personas discapacitadas.
Juventud: lograr la integración familiar, escolar y laboral de los jóvenes, intervención en problemas como riesgo de drogodependencias, hábitos saludables, educación sexual, etc. Intervención para la prevención en temas de delincuencia, adicciones, fracaso académico, sexualidad, etc.
Inmigración: intervención para la integración de la persona inmigrante. Trabajo en el ámbito de la adaptación a las normas, formas y costumbres, asertividad para la adecuada comunicación social de los derechos propios y una adecuada integración social y laboral.
Mujer: asesoría dirigida a mujeres que sufren o han sufrido malos tratos, agresiones sexuales o han tenido un aborto traumático. Terapia de apoyo para mejorar la autoestima y orientación en el proceso de toma de decisiones necesarias para reorientar su vida de forma positiva.
Problemas de IDENTIDAD SEXUAL: la identidad HOMOSEXUAL en nuestro contexto social y cultural existe desde siempre: la falsa creencia de que los HOMOSEXUALES no comparten identidad alguna es tan sólo un mito (un error…). Es absurdo pretender que esta identidad no existe y que no influye en la vivencia que cada uno tenga de sí mismo a nivel individual y/o colectivo. Mi trabajo como psicólogo consiste en ayudar a aceptar y reconocer la propia identidad y a proyectarla adecuadamente a nivel social (al entorno) mediante una adecuada comunicación de la misma.
Quieres comenzar con Psicoterapia
[wpforms id=”1386″]
Hay varios tratamientos que han demostrado su eficacia en el manejo y tratamiento de la depresión como son los tratamientos farmacológicos y las terapias psicológicas. El tratamiento adecuado depende de cada caso concreto. Los profesionales sanitarios deben tener en cuenta los posibles efectos adversos de los antidepresivos, las posibilidades de llevar a cabo uno u otro tipo de terapia y tu opinión como paciente. La eficacia del tratamiento dependerá en gran parte de tu colaboración con el profesional sanitario que te atiende.
TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN.
En general siempre se puede y se debe tratar una depresión. En ocasiones, especialmente en las depresiones de intensidad ligera o moderada, la sintomatología depresiva tenderá a desaparecer con el tiempo sin tratamiento, pero se prolongará durante mucho más tiempo y se sufrirá innecesariamente.
Antes de plantearse el tratamiento hay que confirmar que se trata de una depresión y no de otra cosa. La presencia de síntomas que pueden asemejar a la depresión, como tristeza, cansancio, ganas de llorar, nerviosismo, dificultad para dormir, etc. son habituales en situaciones de dificultad personal grave o mantenida, o en situaciones de pérdida o duelo.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN:
No todas las personas con enfermedades depresivas padecen los mismos síntomas. La gravedad, frecuencia, y duración de los síntomas pueden variar según la persona. Básicamente los síntomas de la depresión son:
– Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, o vacío.
– Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo.
-Sentimientos de culpa, inutilidad, y/o impotencia.
– Irritabilidad, inquietud.
– Pérdida de interés en las actividades o pasatiempos que antes disfrutaba, incluso las relaciones sexuales.
– Fatiga y falta de energía.
– Dificultad para concentrarse, recordar detalles, y para tomar decisiones.
– Insomnio, despertar muy temprano, o dormir demasiado.
– Comer excesivamente o pérder el apetito.
– Pensamientos suicidas o intentos de suicidio.
– Dolores y malestares persistentes, dolores de cabeza, cólicos, o problemas digestivos que no se alivian incluso con tratamiento.
Si reconoces y/o identificas en ti tres o más síntomas de los descritos anteriormente es posible que al menos sufras un principio de depresión (a falta de la realización de un diagnóstico fiable), con lo que sería recomendable que acudieses a un profesional cualificado para prevenir el desarrollo de una depresión más severa.
TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN.
La terapia cognitivo-conductual, ha demostrado ser una alternativa más eficaz y económica que los fármacos para el tratamiento de la depresión y, a diferencia del tratamiento farmacológico, no supone ningún riesgo para la salud y no presenta ningún efecto secundario adverso
Además de reducir los síntomas de la depresión y mantener estos cambios terapéuticos a largo plazo, el tratamiento psicológico proporciona otros beneficios en comparación con el tratamiento farmacológico, tales como una mayor adherencia al tratamiento, una disminución significativa del riesgo de recaídas y una elevada tasa de recuperación (es decir, a diferencia de los fármacos, no deja ninguna “patología residual”), evitando la cronificación del trastorno.
¿TOMAR PSICOFÁRMACOS ANTIDEPRESIVOS?
Los antidepresivos son sustancias psicoactivas y provocan que las personas se sientan “diferentes” tanto física como psicológicamente. Los viejos antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina, eran sustancias muy sedativas. Los efectos psicoactivos de los nuevos antidepresivos como la fluoxetina (Prozac), paroxetina (Seroxat o Paxil) y venlafaxina (Vandral, Effexor) son más sutiles, pero aun así son perceptibles. Estos psicofármacos hacen que las personas que los toman se sientan somnolientas y letárgicas la mayoría de las ocasiones. Además, reducen el deseo sexual y en algunas personas incluso provocan un estado de distanciamiento emocional o indiferencia. También muchas personas experimentan sensaciones desagradables de tensión o agitación.
PSICOLOGÍA POSITIVA.
La Psicología Positiva considera que los principios de construir fuerzas internas positivas en el paciente deben estar en la base de la psicoterapia: es decir, que la psicoterapia debe estimular en el paciente: valentía, habilidades interpersonales, racionalidad, optimismo, honestidad, perseverancia, realismo, capacidad para el placer, para poner los problemas en perspectiva, para encontrar sentido y orientación hacia el futuro.
Mi trabajo como psicoterapeuta se centra en esta perspectiva abordando los problemas no desde la percepción clásica de la patología sino considerándolos como una oportunidad para el cambio, el crecimiento y el desarrollo personal. En terapia mi punto de partida es considerar las emociones positivas y el potencial de las personas como factores que pueden ser preponderantes en los períodos de crisis, considerando que las crisis son inevitables y necesarias para el crecimiento, desarrollo y madurez del individuo.
“Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. (Winston Churchill)
Una vez detectado, tratado y superado el problema mi función será establecer junto con el paciente las bases para aprovechar la crisis como una oportunidad para un crecimiento personal de cara al futuro. El paciente aprenderá a afrontar de forma positiva los problemas y a aprovechar las oportunidades surgidas de la superación de la crisis para desarrollarse y adaptarse a su entorno de forma más adecuada de lo que lo hacía con anterioridad.
Mi cometido final es el de dotar a mis clientes de la mayor capacidad posible para afrontar los problemas y adaptarse a su entorno: fomentar al máximo su INTELIGENCIA EMOCIONAL.
“Soy un militante incorregible del optimismo. Para no ser un estúpido, el optimista debe saber que el mundo puede ser un sitio muy triste. Sólo un pesimista encuentra cada día lo más nuevo. ¿Puede un hombre sensato darse el lujo de ser pesimista? Eso era un lujo para tiempos menos complicados.” (Peter Ustinov)
MODALIDADES EN PSICOTERAPIA.
1- PSICOTERAPIA INDIVIDUAL: tratamiento de problemas y trastornos psicológicos de forma individualizada en consulta o en el domicilio del paciente.
2- TERAPIA DE PAREJA: tratamiento de crisis, problemas y/o conflictos en consulta o en el domicilio de la pareja.
NUEVA WEB TERAPIA DE PAREJA EN VALENCIA: www.clinicaperezvieco.com
3- TERAPIA DE GRUPO: formación y coordinación de distintos grupos de terapia y autoayuda.