Formación en Educación Sexual Integral
Unos de mis principales trabajos es ir a los centros de educación primaria y secundaria a dar talleres de educación sexual integral para niños y/o adolescentes. No me cansaré de decir que hay que potenciar los proyectos de educación afectiva y sexual integral en los centros escolares. No hay que limitarse a informar sólo de los temas de salud, si no que también es fundamental tratar los temas emocionales y de relaciones afectivas, y hacerlo de un modo abierto, sin mitos ni tabúes. Y no dejarlo para los últimos cursos de educación secundaria, porque la prevención precisamente reside en informar antes de que sean activos sexualmente para evitar los riesgos.
La educación sexual integral para niños y/o adolescentes no sólo es competencia de los centros escolares, sino que es un tema que hay que tratar también en casa y hacerlo desde que son pequeños. No podemos pretender no haber hablado nunca con los hijos sobre sexualidad y de repente querer tener una charla sobre el tema. Debemos hablar de sexualidad en casa desde siempre, con naturalidad, adaptando las respuestas a sus preguntas según su edad.
La sexualidad es mucho más que el acto sexual, es un mundo de emociones y relaciones.
Y recordad, cuando hablamos de sexualidad hay que hacer un discurso abierto y no tradicional, para poder así educar a las personas adolescentes en ser tolerantes y respetuosas con ellas mismas y con las demás personas. Y no debemos educar desde el miedo, el sexo es algo divertido y sano si se toman las medidas oportunas.
Es importante que la educación sexual integral para niños y/o adolescentes se dé un modo integral y global en los centros escolares, pero también que sea un tema que se hable en casa sin tabúes. Debemos hablar de sexualidad en casa con naturalidad, adaptando las respuestas a sus preguntas según su edad.
Hay que educar en sexualidad de un modo integral. Y debemos hacerlo con un discurso abierto y no tradicional, para poder así educar a las personas adolescentes en ser tolerantes y respetuosas con ellas mismos y con los demás, educar en el concepto de diversidad sexual.
Y, por último, no debemos educar desde el miedo. El sexo es algo divertido y sano si se toman las medidas oportunas. Lo más importante es que si tienen relaciones sexuales sea de un modo seguro y sano, física y emocionalmente.
Educación Sexual Integral en la Adolesencia. Emociones y destrezas
La educación sexual comienza a edades muy tempranas y debe abordar los diferentes aspectos englobados en ella de manera paulatina y acorde al desarrollo evolutivo de nuestros hijos o hijas. Debe ser rigurosa, objetiva y completa sin olvidar los aspectos biológicos, psíquicos y sociales, entendiendo la sexualidad como comunicación humana, fuente de placer y de afectividad.
En la adolescencia y preadolescencia podemos ya abordar aspectos más directamente vinculados a la prevención y anticoncepción. Sin embargo esto no significa que tengamos que descuidar la parte afectiva y emocional, todo lo contrario debe cobrar especial relevancia.
Suele ser en esta etapa, al plantearnos la posibilidad de que nuestros hijos o hijas empiecen a interesarse por el sexo, cuando nos asaltan miedos y ansiedades. Lo más frecuente es que hayamos esperado hasta el último momento para tratar temas que sabemos que tienen una importancia fundamental en la vida y el desarrollo de todas las personas y que queramos en un día enterarnos de lo que saben sobre sexualidad, de su opinión, de si mantienen relaciones sexuales, de cómo es la persona a la que han elegido, si conocen los métodos anticonceptivos, si saben lo que es una enfermedad de trasmisión sexual y las formas de contagio, si usan métodos de barrera… Ante esto, nos encontramos con rechazo, con silencios, con un “déjame en paz” o, en el mejor de los casos, con miradas perplejas.
A esto se une la perspectiva, generalmente negativa, con la que abordamos la sexualidad en los adolescentes y jóvenes. Los temas recurrentes son: las enfermedades de trasmisión sexual, los embarazos no deseados, la edad adecuada para comenzar a tener experiencias sexuales… pocas veces hablamos con ellos y ellas de que la sexualidad está presente en todas las personas desde que nacemos, que varía en cada etapa de la vida, de la importancia de tener una vida sexual satisfactoria, de que es una fuente de placer físico y afectivo… pocas veces hablamos de la sexualidad en positivo, pensamos que hablándoles en estos términos les incitamos a practicar sexo. Convertimos el placer en un tema tabú.
Educación Sexual en positivo
Debemos ayudarles a conocerse, entenderse, disfrutarse y cuidarse. Ayudarles a resolver sus dudas y a conocer y aceptar su cuerpo, sus emociones y sentimientos tienen que ser los primeros objetivos. Porque la educación sexual no consiste sólo en conseguir que nuestros hijos e hijas usen preservativo, no debemos olvidar todos los aspectos que, previa y simultáneamente, hay que tratar. La educación sexual abarca el desarrollo sexual y la salud reproductiva pero también las relaciones interpersonales, las habilidades sociales, la orientación sexual y el conocimiento de uno mismo, la imagen corporal, la intimidad, el afecto, el género, la toma de decisiones, la asunción de la propia responsabilidad, el respeto a uno mismo y a los demás…
Lo más importante no es tener la información sino poseer las habilidades necesarias para hacer uso de ella.
En esta etapa, en la que ya hemos debido avanzar mucho en la educación sexual de nuestros hijos e hijas, debemos insistir en:
- Proporcionarles información completa y ajustada a su realidad, adelantándonosa sus inquietudes. Este aspecto es fundamental porque van a comenzar a experimentar muchos cambios, no sólo corporales, para lo que es conveniente que les preparemos, que no les “pillen desprevenidos”.
- Educar en responsabilidad. Hay que aceptar que son ellos y ellas las que van a decidir y, consecuentemente, desechar la idea de trasmitir normas o límites. Debemos reconocer su capacidad para ser dueños y dueñas de su vida y reforzar su capacidad para tomar decisiones responsables.
- Seguir ofreciendo un entorno familiar en el que sea normal hablar y expresar nuestra sexualidad, con sinceridad, en positivo, sin prejuicios, sin estereotipos, sin mentiras… con el objetivo de comprender y atender a las necesidades, sentimientos, situaciones… que nuestras hijas e hijos experimentan. En ocasiones, nos precipitamos a hablar y trasmitir los mensajes que creemos importantes y se nos olvida escucharles y atenderles. Aprovechamos para tocar los temas que nos interesan sin prestar atención a si son los mismos que les interesan a ellos.
- Potenciar sus sentimientos de competencia, la percepción positiva que tienen de sí mismos, de sus habilidades y posibilidades. Todo ello será fundamental para afrontar las situaciones que se les puedan plantear.
- Ayudar a nuestros hijos e hijas en la identificación y expresión de sus sentimientos. En esta etapa, caracterizada por cierta impulsividad, por la gran influencia que el entorno social tiene en nosotros, por la expresión desmedida de las emociones… será importante hacer presentes las emociones y no centrarse sólo en las conductas.
Teniendo todo esto presente podremos hablar de relaciones sexuales y detenernos en aspectos como la anticoncepción o las enfermedades sexuales abordándolo desde la responsabilidad hacia nuestra propia salud, como un hábito de autocuidado que debemos asumir.
Será fundamental que sepan manejar situaciones en las que las destrezas sociales tienen un papel importante: la capacidad de reafirmarse en una decisión o de resistirse a las peticiones de otra persona si no nos apetece o lo consideramos inapropiado; vencer el miedo al rechazo, a no proporcionar satisfacción al otro, a ofender a la otra persona… pueden llevarles a no insistir lo que deberían en el uso de un método de barrera.
En resumen, si nuestros hijos e hijas disponen de información, conocimientos y libertad para tomar sus decisiones, si han asumido la responsabilidad de cuidarse, si están seguros de sus decisiones y se saben capaces de mantenerlas, si se sienten competentes y hábiles… incrementaremos sustancialmente las posibilidades de que su vida sexual sea saludable y satisfactoria no sólo física sino también emocionalmente.