Es realmente impresionante la cantidad de estrés que fluye por nuestro cuerpo diariamente, aunque la mayoría de las personas no esta consciente de ello. El estrés no solo está asociado a las preocupaciones por trabajo o dinero, mas bien es un compendio de todos los sentimientos: felicidades, tristezas, sorpresas y dolores que se experimentan día a día.
Por supuesto el estrés no es solo una condición que nos afecta mental y emocionalmente, también viene acompañado de problemas físicos y sensoriales; ya que tanto el estrés como la ansiedad activan una serie de cambios químicos en todo el cuerpo humano.
Usualmente nuestro cuerpo está en la capacidad de manejar los efectos rutinarios del estrés, pero cuando las preocupaciones y los problemas aumentan, nuestro organismo no es capaz de lidiar con esto naturalmente y empezamos a sentir ciertos efectos negativos.
En el plano sexual, el estrés puede causar falta de deseo, impotencia y eyaculación precoz, entre otros problemas; esto como resultado de un desbalance químico, hormonal y una estimulación del sistema simpático. El estrés actúa sobreexcitando los nervios del sistema simpático, por lo que el hombre comenzará la relación sexual con un alto impulso para eyacular y por supuesto llegar al clímax demasiado rápido. Además, el estrés también retarda y debilita el control de los nervios para-simpáticos los cuales tienen como función provocar o mantener un estado corporal de relajación, dificultando aún más el control sobre la eyaculación.
Cuando nos encontramos sometidos de manera constante a situaciones de estrés, a largo plazo los efectos negativos van aumentando tanto en el plano físico como en el emocional, deteriorando cada vez más diferentes aspectos de nuestra vida, entre ellos el sexo, por lo que es importante tomar conciencia de estos efectos y buscar la manera de prevenirlos.
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