Ataques de Panico. Sintomatología y Tratamiento
Los ataques de pánico se caracterizan por un acceso brusco de miedo o malestar intenso. Pueden aparecer en cualquier momento, aunque no haya nada que temer.
El sistema nervioso de algunas personas activa señales de alarma en momentos inapropiados. Esas personas sienten las mismas sensaciones físicas y emocionales que experimentarían si sus vidas estuvieran realmente amenazadas. Los ataques pueden provenir de la nada, en lugares donde no existe el más mínimo peligro real. A pesar de que, habitualmente, duran sólo unos pocos minutos, las crisis de pánico hacen que estas personas se sientan como si fueran a tener un ataque al corazón, desmayarse, o volverse locas. Es frecuentemente descripta como “la experiencia más terrorífica que he vivido”.
Una de las mayores dificultades con que se encuentran los individuos con trastorno de pánico es obtener un diagnóstico adecuado.
Síntomas del Ataque de panico.
Los síntomas más comunes de una crisis de pánico son: palpitaciones, sudoración, miedo a morir, a desmayarse, a perder el control o a volverse loco, dolor en el pecho, mareos, temblores, sensaciones de frío o calor, ahogos, náuseas, debilidad y sensación de irrealidad, entumecimiento de extremidades, sensación de hormigueo, sensación de atragantamiento.
En el trastorno de pánico, el ataque es seguido de inquietud o preocupación acerca de padecer un nuevo ataque como así también aparecen cambios significativos en el comportamiento destinados a evitar los ataques.
Cada paciente tiene un perfil sintomatológico particular. De acuerdo a nuestros estudios hemos identificado cuatro perfiles sintomáticos predominantes que pueden aparecer como: área cardiológica, neurológica, neumonológica y gastroenterológica.
Comorbilidad del Ataque de panico.
El trastorno de pánico frecuentemente está acompañado por otros trastornos, particularmente otros trastornos de ansiedad, especialmente la agorafobia, la depresión y/o problemas por abuso de sustancias. Varios estudios muestran que el 30% o más de las personas con trastorno de pánico también sufren de depresión. Actualmente, quien sufre ambos trastornos puede beneficiarse con un tratamiento adecuado.
Muchos individuos con trastorno de pánico o agorafobia tratan de aliviar su ansiedad mediante la toma indiscriminada de psicofármacos sin el debido control médico, con lo cual generan habituación a los mismos y perpetúan el circuito de la ansiedad.
Tratamiento del Ataque de panico.
Afortunadamente, el trastorno de pánico y la agorafobia son altamente tratables una vez que son diagnosticados. La recuperación puede ocurrir en cuestión de meses, pero puede tomar más, dependiendo de las circunstancias individuales. Desde nuestra experiencia vemos que los programas de tratamiento más exitosos incluyen la combinación de terapia conductual, terapia cognitiva y medicación. La terapia conductual es una terapia breve y específica para estos trastornos que opera tratando de cambiar el modo en que un individuo se comporta habitualmente ante los ataques de pánico. Las técnicas de relajación como la del control respiratorio son recursos útiles empleados en una terapia comportamental.
La exposición gradual, es una técnica altamente efectiva para el tratamiento de aquellas personas cuyas vidas están dominadas por la evitación de situaciones. Como el nombre lo sugiere, los pacientes son gradualmente introducidos a la situación temida y se les va enseñando a afrontarla con éxito.
Las técnicas conductuales se combinan con terapia cognitiva que se focaliza en cambiar las maneras en que la gente se ve a sí misma y a sus temores. El paciente es entrenado para analizar sus pensamientos y separar las creencias catastróficas de las reales.
La terapia cognitiva se ocupa de la reestructuraciòn de los pensamientos distorsionados en relación al problema. Específicamente, el terapeuta busca desarrollar las habilidades del paciente para controlar su ansiedad y le enseña nuevos modos de expresar sus emociones.
Actualmente, existe un amplio espectro de medicamentos efectivos para controlar el trastorno de pánico. El esquema de medicación en muchos casos necesita prolongarse por un período mayor de un año, variando según las características particulares de cada persona. La medicación debe ser acompañada por Terapia Cognitivo Conductual, debido a que la mayoría de los pacientes tratados sólo con medicamentos tienden a recaer una vez que la misma es discontinuada.