Psicología del Deporte y Control Emocional

Innumerables veces observamos a los jugadores, hablarse negativamente, realizar verdaderas obras dramáticas expresando la frustración o el  enojo por el punto que acaban de perder, maldicen a los dioses del mal día que están teniendo o que la suerte no está de su lado o que no pueden perder contra ese rival (generalmente un fantasma en la jerga deportiva).
Estas actitudes  que realizan los atletas son sólo un mecanismo de defensa ante la angustia de no poder resolver la situación y cuanto más angustiante sea el marcador, break point, set point, un rival de menor ranking etc., mayor es la furia y el enojo. Ellos saben que ese dialogo negativo, los perjudica, que no lo deben hacer, sin embargo, lo realizan una y otra vez.
Porqué no orientar toda esa energía hacia la pelota, que se acerca a ellos? O a su movimiento de piernas para intentar llegar a cada bola de la mejor manera posible.  Para evitar este dialogo negativo consigo mismo es importante que el jugador conozca  que: puede controlar de un partido y que no.

Comprender que puede controlar del partido
El jugador debe comprender primero  que puede tener bajo su control y que no. El deportista debe saber que toda su energía debe ser orientada en la dirección correcta y que no sirve de nada en gastar energía en  cosas que no podemos cambiar ni controlar.
¿Qué  no está bajo nuestro control?

  • Las condiciones climáticas: para que quejarse del viento, si no va a poder pararlo.
  • El estado de la cancha: la cancha puede estar en pésimas condiciones pero tiene que seguir el partido ahí.
  • Las pelotas con que se juega el torneo.
  • Que el rival juegue bien o mal.
  • Los ruidos externos, el público.
  • Un fallo adverso.
  • La actitud del rival
  • Que  se puede hacer ante estas situaciones del partido, el jugador debe saber que no puede hacer nada contra todo esto, entonces decirles porque  preocuparse por algo que no pueden cambiar.

¿Qué está bajo nuestro control?

  • La actitud: no dar ninguna pelota por perdida. Hay que poner toda la energía en salir a la cancha dispuesto a luchar cada bola y demostrarle a nuestro rival que nuestra mejor arma es la actitud para competir.
  • La voluntad: y la perseverancia de seguir luchando en los momentos difíciles del partido.
  • El control de los ojos: tener un perfecto control de los ojos, miren a Hewitt cada vez que finaliza un punto mira y arregla sus cuerdas para que ningún estímulo visual lo distraiga o Sampras que siempre esta con la mirada en el suelo en la punta de sus zapatillas o en su raqueta.
  • Parar el diálogo interno: que lo lleva al pasado: si no hubiera errado esa volea… o  al futuro: tengo 3 macht points ya gané y de repente perder las oportunidades por no estar atento en el presente, con toda la energía y sentidos en el juego.
  • Creencias irrealizables: la creencia de que siempre tienes que demostrar ser competente, adecuado y capaz de conseguir tus objetivos, la creencia de que tienes pocas capacidades de controlar o cambiar tus sentimientos o emociones (Ellis, 1976). Nadie es ni será nunca perfecto, la preocupación excesiva por el partido o demasiado preocupado por lo que los demás puedan pensar (temor al ridículo o vergüenza) provocan un aumento de los pensamientos negativos.

Equipo para jugar: revisar el raquetero o el bolso antes de ir al torneo, tener las raquetas encordadas, zapatillas, par extra de medias, remeras, vendas, barra de cereal energética, agua. Que el olvido de algún elemento no sea causa de enojos o desconcentración.

¿Qué tienen de malo los pensamientos negativos o enojarse? 
La respuesta es: si el jugador, luego de fallar una bola se comienza a castigar mentalmente con frases como:

  • no valgo nada
  • soy malísimo
  • no puedo perder contra este fantasma
  • voy a perder

No va a poder estar preparado para el siguiente punto, hay que despejar la mente de pensamientos negativos sobre la jugada anterior o de preocupaciones sobre lo que puede pasar. Estos pensamientos negativos atan la mente, el cuerpo del jugador y no le permiten jugar en el presente.